Los 240 náufragos del rompehielos Almirante Irízar, abandonado en alta mar en la noche del martes tras un incendio, llegaron en las primeras horas de hoy, sanos y salvos, a Puerto Madryn.

"Soy el hombre más feliz del mundo al saber que los 240 hombres están en tierra sanos y salvos", dijo el vicealmirante Jorge Manzor, subjefe de la Armada, en un emotivo discurso de bienvenida en el muelle, que terminó con resonantes vivas a la Patria y al buque accidentado.

El pesquero argentino San Cayetano, que arribó a puerto a las 2.40, trasportó a 170 de los rescatados, mientras que el uruguayo Magritte, también de pesca, llegó a las 3.35 con los 70 restantes.

En el rescate también participó el petrolero panameño "Scarlet-Ibis" pero, debido a que su calado le impedía entrar en el puerto de Madryn, los rescatados que auxilió trasbordaron aguas afuera a los pesqueros.

Los náufragos desembarcaron por sus propios medios, muy fatigados pero felices tras más de 24 horas de odisea, y fueron recibidos por socorristas, autoridades y algunos allegados y parientes que viajaron especialmente a esta ciudad patagónica.

Lo primero que hicieron varios de ellos al tocar tierra fue pedir prestados teléfonos para hablar con sus familiares.

Manzor dijo que los náufragos "han sido un ejemplo de comportamiento para las Fuerzas Armadas y para la Nación".

"En ningún momento tuvimos desesperación. Nos infundieron mucha seguridad", dijo el fotógrafo Juan Ferrari, que viajaba en el rompehielos, confirmando que no hubo pánico en la emergencia.

Ferrari, que en uno de los 24 botes salvavidas estuvo entre 5 y 7 horas en alta mar a la deriva, atribuyó a "la buena coordinación y a los ejercicios que realizamos" el orden observado en todo el episodio.

La evacuación de la nave fue dispuesta poco antes de la medianoche del martes por el comandante del Irízar, capitán de fragata Guillermo Tarapow, cuando el fuego a bordo, declarado menos de dos horas antes, se tornó incontrolable.

En esos momentos, el buque navegaba de Ushuaia a Buenos Aires a 140 millas al este de Puerto Madryn.

Una primera revisión médica de los accidenteados, hecha en el mismo puerto, constató lesiones ligeras en la mano de un tripulante del rompehielos.

Otro marino sufrió una hipotermia leve y un tercero, un principio de asfixia, que al llegar a tierra ya habían sido superados, según afirmó el comandante del Irízar, capitán de fragata Guillermo Tarapow.

Tarapow, el náufrago número 241, llegó con el resto de la tripulación después de haber permanecido solo varias horas a bordo del Irízar en llamas a la espera de unidades de rescate y apoyo.

Los marinos fueron trasladados por carretera a la base naval Almirante Zar, en Trelew, a 80 kilómetros al sur, donde recibieron la primera comida caliente tras el naufragio.

En la base se efectuaba esta madrugada un control médico más detenido y se pasaba lista para confirmar que todas las personas embarcadas hayan sido llegado a tierra.

Desde Trelew, estaba previsto que los rescatados fueran transportados hoy por avión a Buenos Aires o a Puerto Belgrano, según sus respectivas procedencias.

El rompehielos, buque emblemático de las misiones antárticas de los últimos tres decenios, se mantiene a flote pese al siniestro y la Armada se propone remolcarlo a puerto para su reparación.