Los riesgos para la salud mundial atraviesan un “periodo de transición”. Así lo manifiesta un nuevo informe de la Organización Mundial de la Salud (OMS) que describe los factores de riesgo sanitario actuales, que van desde la exposición al humo generado en interiores hasta riesgos fisiológicos como la hipertensión arterial. Si se consiguiera reducir solo la exposición a esos cinco factores de riesgo, la esperanza de vida mundial aumentaría en casi 5 años.
Los países de ingresos bajos y medios están afrontando una carga creciente de enfermedades crónicas no transmisibles además de las enfermedades infecciosas. Al mismo tiempo, están cambiando también los hábitos de actividad física, alimentación y consumo de tabaco y alcohol, lo que redunda en nuevas patologías asociadas.
Comprender los efectos de los riesgos para la salud es fundamental para planificar y focalizar los esfuerzos de prevención. Sin embargo, no es fácil analizar los factores de riesgo, debido a la complejidad que reviste la obtención e interpretación de datos probatorios sobre los riesgos y sobre su relación causal con las enfermedades y discapacidades.
La evaluación de riesgos se ve limitada por el nivel de los conocimientos epidemiológicos y por la disponibilidad de información mundial sobre la exposición a los factores de riesgo. Para llevar a cabo una evaluación cuantitativa de los riesgos, la primera condición es disponer de evidencia que demuestre que la exposición a cada riesgo es causa de enfermedad; en segundo lugar, se debe cuantificar la magnitud del daño causado por cada exposición, y, por último, se debe determinar la presencia de cada riesgo en la población a nivel global.
“Algunos factores de riesgo son más fáciles de evaluar que otros”, señala el informe. La exposición a riesgos biológicos como son un alto índice de masa corporal (IMC) o las carencias vitamínicas puede medirse con relativa precisión, y puede relacionarse con la aparición o evolución de una enfermedad a nivel individual. Más difícil es en cambio medir con precisión la exposición a factores de riesgo alimentarios, ambientales y comportamentales; en este caso, la falta de mediciones precisas hace más ardua la tarea de relacionar la exposición y la incidencia de la enfermedad.
La evaluación e interpretación del impacto de los riesgos para la salud no resulta fácil, debido a la complejidad que revisten la obtención y la interpretación de datos probatorios sobre los riesgos y sobre su relación causal con las enfermedades y discapacidades a nivel poblacional. Combinados con información sobre las intervenciones, su costo y su eficacia, los resultados del informe son una valiosa aportación para formular medidas de política. Además, se identifican en ellos algunos factores de riesgo, como el sobrepeso y la inactividad física, que exigen nuevas investigaciones con miras al desarrollo de intervenciones eficaces.
Como parte del Estudio de la carga mundial de enfermedades, traumatismos y factores de riesgo, se ha iniciado una revisión y actualización detallada de la carga de morbilidad atribuible a factores de riesgo. En este nuevo estudio se cuantificarán los efectos de los factores de riesgo en 1990 y 2005, lo que permitirá analizar las tendencias de la exposición a los riesgos y de sus efectos, y se incluirán nuevos factores de riesgo como la ingesta de sal, la carencia de ácido fólico y la violencia de pareja.
Fuente: Organización Mundial de la Salud
Los países de ingresos bajos y medios están afrontando una carga creciente de enfermedades crónicas no transmisibles además de las enfermedades infecciosas. Al mismo tiempo, están cambiando también los hábitos de actividad física, alimentación y consumo de tabaco y alcohol, lo que redunda en nuevas patologías asociadas.
Comprender los efectos de los riesgos para la salud es fundamental para planificar y focalizar los esfuerzos de prevención. Sin embargo, no es fácil analizar los factores de riesgo, debido a la complejidad que reviste la obtención e interpretación de datos probatorios sobre los riesgos y sobre su relación causal con las enfermedades y discapacidades.
La evaluación de riesgos se ve limitada por el nivel de los conocimientos epidemiológicos y por la disponibilidad de información mundial sobre la exposición a los factores de riesgo. Para llevar a cabo una evaluación cuantitativa de los riesgos, la primera condición es disponer de evidencia que demuestre que la exposición a cada riesgo es causa de enfermedad; en segundo lugar, se debe cuantificar la magnitud del daño causado por cada exposición, y, por último, se debe determinar la presencia de cada riesgo en la población a nivel global.
“Algunos factores de riesgo son más fáciles de evaluar que otros”, señala el informe. La exposición a riesgos biológicos como son un alto índice de masa corporal (IMC) o las carencias vitamínicas puede medirse con relativa precisión, y puede relacionarse con la aparición o evolución de una enfermedad a nivel individual. Más difícil es en cambio medir con precisión la exposición a factores de riesgo alimentarios, ambientales y comportamentales; en este caso, la falta de mediciones precisas hace más ardua la tarea de relacionar la exposición y la incidencia de la enfermedad.
La evaluación e interpretación del impacto de los riesgos para la salud no resulta fácil, debido a la complejidad que revisten la obtención y la interpretación de datos probatorios sobre los riesgos y sobre su relación causal con las enfermedades y discapacidades a nivel poblacional. Combinados con información sobre las intervenciones, su costo y su eficacia, los resultados del informe son una valiosa aportación para formular medidas de política. Además, se identifican en ellos algunos factores de riesgo, como el sobrepeso y la inactividad física, que exigen nuevas investigaciones con miras al desarrollo de intervenciones eficaces.
Como parte del Estudio de la carga mundial de enfermedades, traumatismos y factores de riesgo, se ha iniciado una revisión y actualización detallada de la carga de morbilidad atribuible a factores de riesgo. En este nuevo estudio se cuantificarán los efectos de los factores de riesgo en 1990 y 2005, lo que permitirá analizar las tendencias de la exposición a los riesgos y de sus efectos, y se incluirán nuevos factores de riesgo como la ingesta de sal, la carencia de ácido fólico y la violencia de pareja.
Fuente: Organización Mundial de la Salud