Las semillas de chía, desconocidas para muchos, se han convertido en el nuevo ícono de la comida sana. Constituyen un complemento ideal de las comidas por sus beneficios nutricionales: grasas Omega-3, fibra soluble e indisoluble, antioxidantes, proteínas de buen valor biológico, calcio, fósforo, magnesio, hierro, potasio, zinc, cobre, vitaminas A y del complejo B. También son libres de colesterol (por ser alimento vegetal), libres de factores tóxicos y antinutricionales, libres de gluten y de muy bajo contenido en sodio.

Según explican los expertos, las grasas Omega-3 "favorecen la prevención de las enfermedades cardiovasculares, refuerzan el sistema nervioso (son fundamentales durante la gestación y los primeros años de vida) y protegen a las células de posibles daños". También son buenas para regularizar el tránsito intestinal, porque "poseen un alto contenido en fibra", y gracias a su elevado nivel de antioxidantes "retardan el envejecimiento celular".

Las semillas de chía son originarias del oeste de México y América Central, y datan de la época precolombina. Además de ser uno de los cuatro cultivos principales, formaban parte esencial de la dieta azteca. Y, de a poco, comienzan a posicionarse en la del occidental promedio.

"Al ser su ingesta muy recomendada por los médicos, empieza lentamente a formar parte de la dieta diaria de muchos argentinos", aseguraron. "En estos momentos se las puede conseguir fácilmente en las dietéticas y ya están presentes en algunas cadenas de supermercados. (…) El precio es accesible dadas las pequeñas dosis diarias que se deben consumir y considerando los beneficios que aporta a la salud cardiovascular".

Sin embargo, algunos expertos alertan sobre los inconvenientes que acarrea el abuso de ácidos grasos Omega 3 en las personas con problemas de coagulación. En ellos no se recomienda la ingesta, dado que aumentan el tiempo de coagulación y disminuyen la agregación plaquetaria.

Fuente: Infobae