Por Pablo Gavira 

Newell´s viene empeñado en reconocer a los hombres que han trabajado para engrandecimiento. Marcelo Bielsa le dio el nombre al estadio, Gerardo Tata Martino a una tribuna y desde el club se lanzó la idea de juntar llaves para fundirlas y hacer una estatua de Jorge Griffa, el hombre que durante años condujo las inferiores, esa “fábrica sin humo”, que alimentó de jugadores no sólo a la institución del parque en su mejor época sino a equipos de todo el mundo y a la selección nacional. Pero no, él no quiere este tipo de homenajes, al menos en vida.

—Hace unos meses se habló de una colecta de llaves para que le hagan una estatua en Bella Vista, ¿En qué quedó eso?

—Se comunicaron conmigo pero yo les dije que no. Cuando yo no esté en este mundo podrán hacer determinadas cosas, pero mientras yo estoy acá no quiero ninguna clase de estos homenajes, yo lo descarté. Veo muy bien el homenaje a Bielsa y Martino, porque son personas que han marcado determinadas cosas con el club, como jugadores y como técnicos. Tengo muy buena relación con los dos y estoy orgulloso de que hayan estado conmigo.

—¿Usted no tendría que tener su nombre en algún lado?

—No es mi intención ni mi deseo. Sin ninguna duda, lo que he querido ser y lo que sigo siendo hasta que Dios me diga “andá por este camino”, es ofrecer todo mi conocimiento a favor de la gente que quiere crecer.

—¿Cómo quiere que lo recuerde la gente de Newell´s?

—Yo diría que me recuerden bien, porque siempre he tratado de hacer las cosas bien. Creo que hemos conseguido sentar a Newell´s en la mesa de los grandes, a través de esfuerzos tremendos. Yo me acuerdo que hasta me olvidé de vivir, y estaba todo el tiempo pensando cómo se podía mejorar el club.

—¿Por qué no está vinculado a Newell’s hoy?

—De alguna manera no terminamos de definir la situación, porque yo tenía compromisos en México y además había otro arreglo de nuestro modesto club (la escuela que maneja en Granadero Baigorria) con Boca Juniors, por lo que la cosa se fue encaminando a un sector en el cual no hemos tenido el contacto y la vinculación que hubiéramos querido. En este caso hay que pensar que la vida sigue y que las cosas del fútbol tampoco son tan tremendas como para llevarlas a la dramatización que se vive dentro del deporte.

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Griffa no quiere ningún homenaje en vida