No fue la caída desde el balcón de su casa lo que mató al periodista Juan Castro sino un trastorno derivado de su adicción a la cocaína. "Delirium agitado fatal" es el nombre de ese sindrome. Castro falleció en marzo de 2004.

La nueva hipótesis surge de un informe elaborado por peritos oficiales y de parte entregado a la jueza de instrucción Susana Castañera, quien tiene a su cargo una causa por presunto "abandono de persona seguido de muerte" contra los médicos y allegados que asistieron a Castro.

El informe, de 112 páginas, sostiene que "el episodio de delirium fatal fue en marzo de 2004 y fue el que terminó con su vida. El dictamen forense diagnostica como delirium fatal por cocaína, el cual desencadena la muerte por sí mismo por su propia fisiopatología aún sin ningún accidente que por él se produzca".

Juan Castro murió en el hospital Fernández tres días después de caer desde el balcón de su casa al vacío, en medio de una crisis en la que vecinos atestiguan haberlo escuchado gritar: "¡Me quieren hacer daño, me quieren hacer daño!".

Una de las hipótesis sobre lo que ocurrió aquella tarde, la del suicidio, parece descartada por el informe de los peritos: "Tampoco se trató de un suicidio programado, dentro del contexto de una conducta dirigida con conciencia de la misma, ni tampoco consta en las distintas historias clínicas que la víctima presentara antecedentes de intento de suicidio que se constituyeran en predoctores de tal evento".

El "delirio agitado", sostiene el informe, "aparece en adictos de larga data pocas horas después de la última toma, caracterizándose por un cuadro psicótico agudo con euforia, confusión, agitación, pensamiento delirante con ideas paranoides y alucinaciones, presentando una actividad física fuera de lo normal con exteriorización de fuerza inusual, y desarrollando una conducta agresiva y bizarra que pone en peligro su vida y la de terceros".

En cuanto a los daños orgánicos, el informe describe que "algunos casos pueden presentar hipertermia (de más de 40 grados de temperatura corporal), presentando invariablemente en su evolución destrucción del tejido muscular, acidosis metabólica, falla renal y paro cardiorrespiratorio".

Los peritos analizaron todo el expediente y se detuvieron especialmente en el informe del médico legista José Patito, del Cuerpo Médico Forense, quien practicó la autopsia sobre el cadáver de Juan Castro.

Fue él quien detectó, basado sobre la historia clínica y la necropsia, que el periodista había experimentado esa patología, a la que se la califica científicamente como "catastrófica o letal" y desencadena la muerte "en pocas horas o días por hemorragias generalizadas, insuficiencia renal y finalmente paro respiratorio y cardíaco".

Peritos de parte de los facultativos investigados elaboraron, además, una hipótesis sobre la secuencia de la caída de Juan Castro desde el balcón de su casa.

Ante el cuadro de "delirium fatal" –sostuvieron– es "imperiosa la necesidad de provocar un descenso de la hipertermia maligna (no es posible reducirla con antipiréticos comunes)", por lo que "los pacientes salen a la vía pública en el contexto de la confusión, o realizan una inmersión en agua fría, siendo posible encontrarlos muertos en dichas condiciones dentro del baño".