"Lo importante es que estoy vivo", resumió Luis Ojeda, uno de los gendarmes rosarinos que sobrevivió tras el fatal accidente en Chubut. Y con esa frase el joven –que regresó a la ciudad luego de pasar cuatro meses internado en el hospital militar de Buenos Aires–  dejó en claro cómo cambiaron sus prioridades en la vida a raíz del fatal accidente. Felíz y visiblemente emocionado se abrazó con su esposa e hijos y con todos los vecinos que se juntaron para recibirlo en la puerta de su casa en Sarmiento al 3400.

Luis es uno de los gendarmes sobrevivientes que viajaba en el micro que regresaba de Cerro Dragón y chocó con un camión. En el trágico accidente fallecieron nueve gendarmes del destacamento móvil de Rosario y tres civiles.

"Estuve conciente en todo momento. Sentí como me sacaban por el techo porque iba viajando en la parte de arriba. Me acuerdo de todo. Los gritos de mis compañeros, la desesperación", relató el muchacho que también estuvo con acompañamiento psicológico.

Aunque los médicos le dijeron que no sabían si iba a poder caminar y tener motricidad en sus manos luego del accidente, el joven pude revertir el diagnóstico. "Le puse mucha fuerza a la rehabilitación y pude salir adelante", contó en declaraciones a De 12 a 14

El joven estuvo practicamente postrado y por largas semanas con la incertidumbre de un cuadro que se definía paso a paso tras las primeras cirugías. "Fui evolucionando favorablemente pero de a poco", sostiene Luis y reconoce que el acompañamiento de la familia fue la mejor ayuda.

Aunque contó que en su familia no había gendarmes y que la elección fur po pura vocación, reconoce que después del accidente lo que más le interesa es algo tan simple como inmenso: "Estar vivo". "Aún no se cómo voy a seguir ejerciendo. Todo se verá de acuerdo a como vaya evolucionando mi estado de salud. Qué secuales me quedan", concluyó.