A poco de cumplirse un año de la tragedia aérea de Sol en Río Negro, donde murieron 22 personas al estrellarse un avión, los tres máximos directivos de la compañía rosarina fueron beneficiados con la “falta de mérito” en la causa penal que se sigue por el hecho, ocurrido el 18 de mayo de 2011.

La resolución fue dictada por el juez federal de Bariloche, Leónidas Moldes, quien además rechazó un pedido de declaración indagatoria de los tres ejecutivos que había elevado la querella, representante de los deudos, informó este martes la agencia DyN.

La medida es para Danilo Alberto Pojmaevich, Horacio Gabriel Angeli y Juan Alberto Nyffenegger, gerente, presidente y vicepresidente de Sol Líneas Aéreas, respectivamente. Quedan así, por el momento, en una situación intermedia entre el sobreseimiento y el procesamiento.

Para el juez barilochense, “el cúmulo de evidencias y en especial la peritación no han aportado razones para incrementar el grado de sospecha” sobre el trío de ejecutivos. Así como tampoco, sostuvo, “es posible afirmar que el comportamiento de los nombrados con relación al lamentable suceso que ocupa estos actuados pudiera aparecer unido causalmente al suceso de modo tal de reputarlos como probables autores del hecho”.

Según la caja negra del avión siniestrado, analizada por la Junta de Investigaciones de Accidentes de la Aviación Civil, los pilotos comentaron minutos antes de la tragedia que la pérdida de altura se debía a que “no sirve este avión para esta ruta” y lamentaron que los dueños de Sol Líneas Aéreas “no lo quieren entender”.

“Es como que está pegando hielazos por todas partes”, “Carga mucho. Carga más de lo que desprende”, “Yo tengo abajo en el medio, viste. No lo desprendió bien”, se escuchaba decir a Juan Raffo y Adriano Bolatti al comentar el hielo formado sobre la máquina.

“Mirá, boludo, el bodoque que se te formó, no lo puedo creer”, dice uno de ellos, mientras el otro responde: “Un poquito en el parabrisas, podemos hacer una estalactita”. En tanto, el otro agregó: “¿Sabés lo que debe ser la panza del avión?” “Nos tendríamos que haber quedado Juan hoy, era para que se rompa el avión, te quedás cuando está lloviendo, frío”, dijo uno de los tripulantes a las 20.52, dos minutos después del último contacto con la torre de control, en el que pedían permiso para descender.

La aeronave matrícula LV-CEJ, un Saab 340 A a hélices de la empresa Sol Líneas Aéreas, despegó el 18 de mayo de 2011 del aeropuerto de Neuquén, en vuelo a San Carlos de Bariloche pero al sobrevolar el paraje Prahuaniyeu, en Río Negro, se precipitó a tierra, donde se calcinó por completo.

Por el hecho perdieron la vida 19 pasajeros y tres tripulantes, entre ellos una azafata rosarina Jésica Fontán, cerca del paraje rionegrino Los Menucos.