Tenían hambre los muchachos. O acaso fue ese olor irresistible que despiden las carnes a la parrilla. Lo cierto es que tres pollos asados engordaron un botín que sino hubiera sido demasiado flaco para tres ladrones: 50 pesos y un celular.

El robo fue este domingo a la noche en una rotisería de la zona sur. Tres delincuentes armados asaltaron el local, en el que sólo estaba su dueña, de 53 años. La mujer no se resistió. Le pidieron el dinero, le dio los 50 pesos que había en la caja. Le pidieron el celular, se los entregó. Pero se sorprendió cuando, según trascendió, le ordenaron también que envolviera tres pollos, uno para cada uno de los ladrones.

No fue un botín demasiado jugoso. Pero el pollo es mejor comerlo seco.