Aunque el casino oficial que se construirá en Rosario abrirá sus puertas dentro de 18 meses, eso no implica que en los márgenes de la ciudad no exista el juego clandestino.

 

En Cullen y Juan B. Justo, Empalme Granderos, una máquina tragamonedas instalada dentro de una vivienda capta gran cantidad de público entre chicos y grandes del barrio.

 

Pero parece ser que en este circuito ilegal del juego, no todos los que ganan terminan por cobrar su dinero. Eso le sucedió a dos menores de edad de 12 y 15 años que fueron a jugar a ese lugar y ganaron, pero no pudieron llevarse el dinero.

 

Según fuentes policiales de la seccional 20ª, la madre de los chicos denunció que “sus hijos ganaron un premio grande y la dueña del lugar llamó al propietario de la máquina tragamonedas para que la revisara porque posiblemente estaba descompuesta”.

 

Por su parte, el dueño se llevó la máquina de juego con la excusa de repararla, y no repartió las monedas del premio que estaban almacenadas adentro.