Basado en la película Tiburón de Steven Spielberg –que en 1975 fue un éxito de taquilla y los que la vieron no podían evitar sentir algo de temor al meterse en el agua– apareció un nuevo videojuego que promete hacer recordar al film.

En lugar de adquirir el papel del veterano biólogo que tiene que acabar con el escualo, el jugador será el mismo tiburón, dándole la posibilidad de sembrar el terror en las playas.

Al igual que en la película, el videojuego se ambienta en la isla de Amity. No obstante, los objetivos son algo distintos a los que tenían los protagonistas de la película: en lugar de diseñar complejos planes para acabar con el escualo, el jugador tendrá que observar a las víctimas y nadar hasta encontrar una tabla de surf o una colchoneta hinchable que le permita saciar su apetito.

El juego está planteado de tal forma que, aunque el tiburón puede llegar a ser muy cruel, se trata de una víctima. En este caso el tiburón, es decir, el jugador tendrá que escapar de un mercenario cazador de tiburones nos perseguirá para darnos caza.

Con diez ambientes para destruir, el jugador podrá causar daños a humanos, vehículos y formas de vida marina hasta teñir el mar de rojo. El tiburón que en su momento fue diseñado por Joe Alves nunca había tenido tantas posibilidades.