Fernanda Blasco
Personajes que vuelan, colorido vestuario, luces movedizas y coreografías grupales coordinadas con una música pegadiza es la propuesta de Peter Pan on ice, que debutó este martes en el estadio cubierto de Newell’s, donde se presentará hasta el domingo. Se trata del nuevo espectáculo de la mítica compañía Holiday on ice, que durante décadas ha llevado los cuentos más tradicionales al hielo.
La historia de Peter Pan on ice respeta la estructura del relato conocido en todo el mundo. El protagonista es Peter, un chico que no quiere crecer, quien conoce a Wendy, una chica “normal” y la lleva en una aventura junto a sus dos hermanos: una excursión al fantástico país del Nunca Jamás, en donde conocerán a la rebelde Campanita y en donde deberán juntos enfrentar al temible capitán Garfio.
Pese a que se trata de uno de los relatos más atractivos del universo infantil, el eje de Peter Pan on ice no es la trama, que transcurre casi sin que el espectador se de cuenta. El show, esencialmente un musical, atrae a los más chicos por las canciones, que tienen el encanto de esos jingles que la publicidad marca a fuego.
Pero también los atrae la "rareza" de ver teatro sobre hielo, en especial el movimiento de los artistas–patinadores, quienes a sus ojos parecen volar (aunque a esta altura, aún los más chiquititos perdieron la ingenuidad y saben que no hay magia, que están colgados de arneses). No realizan figuras de competición, pero los trompos, giros y piruetas que realizan los protagonistas en la pista de hielo arrancan aplausos del público.
Aunque dura una hora y media (más un intervalo), el espectáculo es dinámico. Por el escenario pasan todos los grupos "étnicos": hay piratas, hadas, indios, también humanos, y hasta sirenitas. Cuando no se cantan canciones de amor, hay números grupales acompañados por luces o complicadas peleas “en el aire”.
De arranque, la obra enfrenta una traba: lo difícil que es trasladar a una pista de hielo la fantasía que derrocha este clásico infantil. Sin embargo, Peter Pan on ice tiene su encanto, aunque esta magia cae principalmente sobre los más chicos ya que no hay mucho material para entretener a los más grandes, mal acostumbrados en la “era Shrek” a que todo producto infantil tenga también su guiño para el público adulto.