A pocos días de conocerse el ranking de The Times sobre las instituciones de educación superior en todo el mundo, que arrojó un importante avance de las universidades asiáticas y un retroceso de las norteamericanas y latinoamericanas, Edgard Roulhac, director de una de las comisiones que acreditan destacadas universidades estadounidenses, como Princeton y Johns Hopkins destacó que a su juicio “lo verdaderamente prioritario al evaluar la excelencia de un establecimiento es revisar cuán alineadas están sus actividades y resultados con su misión".




"Los rankings por definición implican que unas universidades suben y otras bajan. No soy partidario de ellos, porque sus resultados tienen que ver con la validez y confiabilidad de las encuestas como instrumentos, de la información cuando es recogida y comunicada, y de la interpretación y el uso que se haga de ella", explica Roulhac.




"En el caso de la Universidad Johns Hopkins, por ejemplo, la misión desde su creación se orientó a generar en forma independiente nuevo conocimiento no sólo para una sociedad local, sino para el mundo, con el fin de resolver problemas. Por eso la base fundamental de la universidad es la investigación, y en ese ámbito ha sido señalada como la primera en los Estados Unidos y ha provisto de un modelo que es emulado alrededor del globo", especifica el experto, de visita en Chile.




El ranking -afirma- es una estructura competitiva y usa estándares en los que no necesariamente encajan todas las instituciones de educación superior. Una universidad orientada a la investigación tiene un rango muy distinto de actividades que una orientada a las artes y las letras, y de ahí la dificultad de utilizar aproximaciones estandarizadas.




La propuesta de la Middle States Commission for Higher Education apunta a 14 características y cualidades que pueden ser monitoreadas, comprendiéndolas como parte de la razón de ser de una universidad. Entre ellas están la misión y objetivos, la planificación y asignación de recursos, el liderazgo, la administración, la integridad, la admisión y retención de estudiantes, los servicios de apoyo a éstos, la evaluación del aprendizaje y otros. "No es un modelo que juzga universidades, sino que interpreta la información a partir de la misión de cada una", concluye Roulhac.




Fuente: El Mercurio