“Me voy, pero me llevo la cabra”, dijo él. Y se fue con el caprino a cuestas y ¡en bicicleta!

No queda claro qué motivo, razón o circunstancia empujaron a un joven a cruzar Addis Ababa, la capital de Etiopía, con la panza del caprino apoyada en su espalda. Pero tampoco importa, lo hizo.

Sólo hay un registro visual del momento que, a juzgar por el tránsito y la luz, sería en la franja de la llamada “hora pico”.

Lejos de buscar escapar, la cabra disfruta del paseo con su amigo. Es más, no queda claro cuál de los dos est. “más loco”.