Suele ocurrir que cuando un cabaret o whiskería se cierran aparecen algunas voces que se oponen a la medida. Entre ellas, las de las trabajadoras sexuales que temen quedarse sin su fuente de ingreso. La situación no es fácil de desentrañar y entonces surge el debate: de un lado, quienes consideran que ninguna mujer nació para esto, y del otro, los que sostienen que la prostitución es un tipo de trabajo.
Aunque desde la Asociación de Mujeres Meretrices de Argentina (Ammar) a nivel nacional rechazan de plano las clausuras de estos locales, la filial rosarina de la entidad es menos tajante y propone que se formen cooperativas sexuales sin proxenetas. En el marco de la propuesta presentada al Concejo, María Eugenia Schmuck se reunió con las chicas de Ammar Rosario para escuchar su posicionamiento al respecto. Y, según la concejala, fue a partir de esos encuentros que se convenció aún más de impulsar la propuesta de cierre de esos cabarets y whiskerías.
Muchas de las chicas que están nucleadas en Ammar pasaron por cabarets como La Rosa, La Brújula y El Palacio Berlusconi –que fue clausurado en medio de una polémica inspección y ya no cuenta con habilitación para funcionar bajo ningún tipo de rubro–. "Casi todas relataron en detalle los maltratos que recibieron en cada uno de esos sitios donde trabajaron. No sólo por parte de los proxenetas sino también de los clientes", expresó la edila.
Actualmente al interior de un cabaret o un "privado" el proxeneta se queda con por lo menos el 50 por ciento de la recaudación de cada "pase" de las mujeres mantienen con un cliente. "Algunas son reclutadas desde niñas y en la mayoría de los casos no cobran un peso durante los dos o tres primeros meses que ingresan al negocio", sostuvo Schmuck.
El fin de semana pasado, un operativo de la Dirección Especial de Prevención y Sanción del Delito de Trata de Personas clausuró el conocido local "La Brújula", de Castellanos 625, donde se encontraron mujeres, muchas de ellas indocumentadas. El procedimiento –concretado por orden del Juzgado de Instrucción de la 8ª Nominación– se inició a partir de una investigación de la Oficina de Causas Judiciales con Imputados no Identificados surgida de una llamada anónima al teléfono 145, línea donde se pueden denunciar presuntas situaciones de trata.
Pero el allanamiento al cabaret de la zona de la terminal no fue el primero. "La Brújula" ya había sido visitado en agosto de 2012 por la Dirección de Inspección de la Municipalidad y personal de la seccional 7° con una orden judicial, donde se lo clausuró por graves faltas en materia de seguridad e higiene. Además, en el mismo operativo se habían cerrado dos prostíbulos "privados", que se encontraban a menos de 10 metros del cabarets, donde se constató sexo explícito.
"En este procedimiento se encontró además la zona de boxes, localizada en una cochera lindante al cabaret habilitado. Esto es muy común en estos lugares, la parte habilitada no posee boxes, sino que están en propiedades diferentes, que se cierran cuando se sospecha una inspección", explicó la edila radical.
Apenas se conoció la clausura, una mujer oriunda de República Dominicana, se presentó como la propietaria del local y trató de despegarse de las denuncias de prostitución al interior de la whiskería. Sin embargo, en el barrio que bordea a la terminal de ómnibus es un secreto a voces que en ese sitio las chicas trabajan de "coperas" para captar clientes y luego hacen sus "pases" en privados de la zona regenteados por un hombre que sería esposo de la dueña del local.
"La mayoría de las chicas son encontradas alcoholizadas cuando llega la inspección. Porque les pagan un porcentaje por copa que toman y de eso depende en cierta manera su ingreso", concluyó Schmuck.


