Las realidades son diferentes, pero las necesidades casi las mismas. Si Central pierde se quedará sin entrenador, si Newell’s cae se estirará una racha negativa impresionante que registra una sola victoria en el clásico en más de trece años, aunque en ese lapso, durante tres años no se enfrentaron. Si no gana ninguno de los dos, sentirán que quedaron a mitad de camino aunque será el menos malo de los males.

Sí, fue claramente distinta la semana previa producto de las sensaciones, opuestas por cierto, que dejaron ambos en la fecha anterior. 

Newell’s debió ganarle a Sarmiento y Central se desintegró en el segundo tiempo ante el humilde Barracas Central y el plantel se fue despedido bajo un coro de silbidos y el cuerpo técnico también. Y claro, el pedido de ganar cueste lo que cueste retumbó en Arroyito.

No obstante, lo que pase en el Gigante será otra cosa. La previa alimenta la semana de preparación, pero el partido propiamente dicho no responde a los antecedentes. Generalmente es así.

Si Central pierde se quedará sin entrenador, si Newell’s cae se estirará una racha negativa impresionante que registra una sola victoria en el clásico en más de trece años

El choque más importante de la ciudad muchas veces se tiñe de lo que sucede en la primera media hora de juego. Si hay un gol, los humores se modifican; si no sucede, el clásico suele encaminarse a un desarrollo soporífero. Sobre todo cuando hay muchas necesidades de ambos lados, como sucede en este caso.

Aunque los dos pierdan si empatan, prefieren el menos malo de los males. Pero si no se ganan, es probable que Central igual pierda a su entrenador y Newell’s extenderá la racha negativa que lo oprime desde hace tanto tiempo. No parece un buen negocio para ninguno, pero el daño de la derrota sería mucho peor.

Se suponen duelos importantes por los costados, sobre todo el que transitarán Blanco y Méndez. El medio, como siempre, será una zona neurálgica para marcar predominios y las fallas defensivas, en eso coinciden bastante, una tentación para aventurar que el clásico no terminará con el marcador en cero.

De todas maneras, el paso del tiempo es el que irá marcando, como quedó escrito, el humor del partido. Y se insiste sobre este punto porque las necesidades de ambos son muy grandes como para soslayar el correr de los minutos. Es directamente proporcional: el paso de los segundos aumenta considerablemente el miedo a perder y las precauciones empiezan a sacarle ventajas a la capacidad que tenga cada uno de arriesgar en campo ajeno.

El paso del tiempo es el que irá marcando, como quedó escrito, el humor del partido

No es ni más ni menos que un deja vu. Hay decenas de clásicos cuyas expectativas fueron devoradas por el paso de los minutos.

No obstante, y a pesar de todo, incluida la ausencia de visitantes, de cualquiera de los dos, jamás perdió el honor de ser el acontecimiento cultural por excelencia de la ciudad.

Y este domingo desde las 14 tendrá una nueva edición. Que todo sea para bien.