Ezequiel Rubén Torres, un recluso de 28 años, que está alojado en la Unidad Penitenciaria Nº 6 de Rosario fue imputado en la tarde de este miércoles por haber realizado una seguidilla de extorsiones en mayo y junio pasado gracias a un celular que utilizó en el interior del pabellón 10 del penal. Algunas de las víctimas fueron elegidas por una cuestión azarosa: por caso, una de ellas fue contactada luego de haber dado una nota en El Tres para pedir colaboración porque se había incendiado la casa de su hermana y su hija con retraso madurativo y habían perdido todo. El juez Florentino Malaponte resolvió darle prisión preventiva efectiva por el plazo de ley, aunque dicha resolución no modificará la situación de encierro del interno. 

El fiscal Franco Carbone atribuyó a Torres haber usado una sola línea telefónica para mandar mensajes de texto SMS o hacer llamadas a las víctimas. La acusación fue, una vez más, un claro ejemplo de cómo una persona cuando cae detenida accede a un celular y a través del mismo puede planificar delitos y afectar la seguridad pública. Esa situación fue referenciada recientemente por el juez Nicolás Foppiani al concluir la audiencia imputativa contra la organización de Cristian Nicolás "Pupito" Avalle, cuando dijo: “Los detenidos, sin talleres, sin actividades, están tirados en un lugar de detención, con celular las 24 horas, cometiendo o gestionando delitos”.

Entre los hechos imputados se encuentra el ocurrido el 5 de mayo pasado, cuando se comunicó con la encargada del buffet del club Nueva Era, situado en Pasaje Pettinari al 6600, a quien le exigió pagar “por la zona”. Ese mismo día también extorsionó al dueño del bar de Italia al 2300, a quien le pidió 200 mil pesos para no atacar el local. 

El 13 de mayo, Torres se comunicó con una cantante, le dijo que era integrante de la banda narco de Esteban Lindor Alvarado y le comentó que debía pagarle 50 mil pesos a cambio de no balearla o secuestrarla

La saga de extorsiones continuó. El 16 de mayo pasado, llamó al club 17 de Agosto de parte de la banda del fundador histórico de Los Monos Máximo Ariel “El Viejo” Cantero y solicitó dinero para no atacar el establecimiento.

Ezequiel Torres volvió a hacerse pasar por parte de la banda del “Viejo” Cantero el 18 de mayo. En esa fecha, llamó a una mujer, a la que le pidió la casa o 50 mil pesos para no secuestrarla. Tres horas después, usó el celular para hablar con el dueño de un local de ropa de Uriburu al 1100, donde también exigió plata para no atacar el negocio.

El 20 de mayo, el recluso de la Unidad 6 mandó mensajes de texto SMS al dueño de una pequeña empresa de cartelería y señalización, al que le indicó que se comunicara para empezar a pagar en concepto de “protección”.

Dos días después, mensajeó al dueño de un local de reparación de calzado de la zona sur de Rosario y le comentó: “Si no pagás, esta noche te mandamos a matar”.

El último de los hechos atribuidos fue el 3 de junio pasado, cuando una joven dio una nota en El Tres para pedir asistencia para su hermana y su hija con retraso madurativo, quienes habían perdido todo en el incendio de su domicilio de barrio Godoy. Como la víctima había dado su teléfono al aire para recibir donaciones, Torres aprovechó y le envió mensajes SMS que decían: “Mirá, sabemos que tenés una sobrina discapacitada. Si no querés que le pasa nada vas a tener que pagar 100 mil pesos esta semana. Atentamente, la mafia”.