Hay poco por agregar que no se haya dicho ya sobre la foto del cumpleaños de la primera dama en la Quinta Olivos. A veces el ejercicio del poder es muy sofisticado, y otras es tan amateur que no cabe en la cabeza. Esto deben estar lamentando Cristina Fernández, Sergio Massa y el resto del Frente de Todos, por estas horas abroquelados en defensa del presidente y de sí mismos y abocados a la reducción de daños.

Fabiola Yáñez no es dirigente política ni funcionaria, sino la pareja del presidente. Adjudicarle la responsabilidad de organizar una fiesta de cumpleaños en la Quinta de Olivos es, además de una excusa, pegarse un segundo tiro en el pie. 

Un renombrado hombre de derecho ve también en esa explicación un típico patrón de violencia simbólica machista al imputarle a Fabiola el origen del problema y reservarse para él “el error” de no haber sabido corregirla. Como en el caso de Eva: «Ella comió la manzana, cometió el pecado y me tentó». Agrega otra línea: “Y en eso sale Aníbal Fernández diciendo que la mujer ya había organizado la fiesta y que de lo contrario la única alternativa que le quedaba al presidente era cagarla a trompadas. Actuaron como perfectos machirulos”.

El senador cristinista Oscar Parrilli dijo que habrá que pedirle al entorno del presidente que sea más cuidadoso. Sin dudas, pero ¿a quién echar?¿Qué fusible hacer estallar si la fiesta la organiza la pareja del presidente y éste después participa? Además con fotos y quizás filmaciones. ¿Es posible que ni siquiera registraran que estaban haciendo algo incorrecto? ¿Ni siquiera por una cuestión de conveniencia propia por las consecuencias si trascendiera? ¿Ningún funcionario tuvo el tino de hacer notar el descalce con lo que ocurría en las calles del país? ¿Fue sólo esa reunión?

Es curioso lo que ocurre con la foto. Se trata de una reunión de cumpleaños chica. No es un contrabando de armas, robo de dineros públicos, cobro de coimas, vaciamiento de una empresa privatizada, contratos leoninos a concesionarias de rutas o mentiras de campaña, todas cuestiones que requieren de años de discusión mediática y judicial. Sin embargo la foto, algo tan banal, es contundente: una vez más el inapelable poder de ciertas imágenes. Falta de cuidado con los barbijos, la distancia, el lugar, el número de invitados. Y sobre todo un atentado a la ejemplaridad que se espera de todo gobernante o representante público.

El principal daño es sobre la figura del presidente, a quien se percibía más observador de las formas y la ejemplaridad. Fue ese plus el que hizo que la ex presidenta lo convocase para romper su propio techo y poder ganar las elecciones. 

Los hechos abren interrogantes a futuro, porque desacreditan y deslegitiman la autoridad de su palabra, la misma que tantas veces usó de forma enérgica para hacer cumplir las restricciones. 

Alguien podrá señalar que la palabra de muchos políticos ya está devaluada, que no hay novedad para los escépticos y los antipolítica. Sin embargo, lo del presidente está en otro registro, mucho más sensible que una catarata de promesas incumplidas: le pidió a la gente que se aísle, que voluntariamente resigne libertades, derechos, se distancie de sus afectos y contenga emociones, mientras él y su entorno hicieron lo contrario al menos en una oportunidad de forma comprobada. Eran los mismos días que batallaba contra los anticuarentena que con total irresponsabilidad arriesgaban la salud de la población, algunos para desgastar al gobierno y otros ni siquiera, sólo por un individualismo exacerbado desprovisto de cualquier empatía por el prójimo.

El daño también alcanza al Frente de Todos. Las normas de cuidados, aislamiento y distanciamiento fueron transmitidas y militadas por organizaciones sociales en las barriadas más precarias, donde medidas de esa atipicidad y alcance eran tan necesarias como de difícil cumplimiento. Lo mismo cabe para referentes barriales, dirigentes locales y gobiernos provinciales –la gran mayoría son del oficialismo– que fueron claves en la asistencia alimentaria, contención y campaña de vacunación.

Sin embargo la onda expansiva golpea más allá del presidente y el Frente de Todos. Tiene además un efecto muy serio sobre la Justicia, porque socava la autoridad de quienes tienen que aplicar derecho. Vale recordar que hay procesos en marcha en el fuero penal, o sumarios internos a funcionarios o empleados de los tres poderes del Estado, a los que se les imputa haber participado de fiestas y o celebraciones familiares. ¿Cómo seguir? ¿El gobernador Kicillof que multa a Maru Botana por no cumplir la cuarentena en un hotel, debe hacer lo propio con el presidente? 

La situación es incómoda y surrealista por donde se la mire, pero ya que el presidente no dio el ejemplo a la hora de cumplir la norma, cabe que lo haga a la hora de las sanciones. Después se verá de qué manera, pero le corresponde igualdad ante la ley como a cualquier ciudadano. Y en este caso, justamente por tratarse del presidente, es necesario resarcir la ejemplaridad, no sólo por la investidura, sino por todo ese andamiaje institucional que sustenta el control de una pandemia que no terminó. De hecho la cepa Delta golpea la puerta.

¿Cómo sigue?

La apuesta del gobierno es que la admisión del error funcione como dique de contención y dar vuelta de página lo antes posible. Que el tiempo haga lo suyo con ayuda del vértigo de la agenda política y económica argentina, la esperanza pospandemia y beneficios para el bolsillo de jubilados, monotributistas, usuarios de gas, aportantes del impuesto a las Ganancias y asalariados bajo paritarias. 

Los errores o defectos del oficialismo, junto con la centralidad de Cristina, siguen siendo el principal activo de Juntos por el Cambio. El resto es todo motivo de debate solapado y disputas. La coalición todavía no digirió debidamente el fracaso del gobierno de Macri y sus consecuencias sobre la renovación de liderazgos. Situaciones como la foto de Olivos son una oportunidad soñada que le regala el propio gobierno, pero a poco de andar es motivo de discordia. ¿Juicio político a Alberto Fernández sí o no? Es lo que corresponde, dicen unos. ¿Y si le estamos dando la oportunidad a Cristina para que vuelva a la presidencia y nos gane en 2023? Es mejor seguir con Alberto debilitado que darle vida a Cristina, opinan los otros.

Se profundiza entonces un escenario de choque entre los dos modelos de país que representan el Frente de Todos y Juntos por el Cambio. Contribuye a ese estado de cosas la ausencia de una tercera fuerza nacional, sólo las hay de alcance provincial como el Frente Progresista en Santa Fe. Ni a uno ni al otro hace falta explicarlos, ambos gobernaron y fueron oposición. Están a la vista la orientación de sus políticas y sus alianzas productivas, sociales e internacionales. Y los resultados.

Horacio Rodríguez Larreta, el más encumbrado dirigente de la oposición, lo entiende. Sabe que en esta instancia legislativa no es cuestión de nombres, sino que la elección se definirá por adhesión o rechazo a uno u otro espacio. Por eso aprovecha para desprolijidades mayúsculas que no le dejaría pasar a otros, como mandar a su vicejefe a competir por provincia de Buenos Aires y repatriar a María Eugenia Vidal a Capital habiendo sido gobernadora un año y medio atrás.

Cuando baja la espuma

En el medio quedan los problemas estructurales irresueltos, siendo la inflación de los más relevantes. Esta semana se informó 3% en julio, cifra que continúa la línea descendente que experimenta el IPC desde abril después del pico de 4,8 de marzo. Viene bajando, pero es alto. No son los números que marcaban las expectativas oficiales para esta altura del año, como indica el último informe del Mirador de la Actualidad del Trabajo y la Economía (MATE).

La consultora local P&G indica en su informe de inflación de julio que en “en los últimos 12 meses los precios regulados aumentaron solo un 37,1%, los estacionales 58,1%, y los precios núcleos (los que no están regulados ni dependen de la oferta estacional) 55,4%, interanualidad que supera la registrada en junio”. Para la consultora “esto significa que el Gobierno sigue utilizando los precios regulados como un mecanismo para contener la inflación” lo que tiene como “efecto colateral una mayor distorsión de los precios relativos de la economía”.

Explica que “de no haber sido por este mecanismo, la inflación hubiese sido superior”. Para el futuro, “precios regulados planchados no son estrictamente un freno sino una postergación de aumentos”. Lo mismo plantea con respecto a la política cambiaria: “…se intenta dar al dólar un tratamiento similar a los bienes y servicios de precios regulados” aunque advierte que “sirven para contener en el presente pero se trata de posponer aumentos hacia el futuro (mecanismo que es captado por los agentes económicos e incorporado a sus expectativas)”.

Por último, alcanzada en julio la pauta de inflación presupuestada para todo el año, P&G plantea escenarios posibles. Si hasta diciembre se mantiene en 3% mensual como en julio, acumulará 49,6% en 2021; si mantiene el promedio que tuvo de enero a julio, quedará en 54,9%; tiene que ser de 2,35% mensual para no superar el 45%; o un 0,9% mensual para quedar en 35%.

Siga la campaña

 

Mientras tanto, en Santa Fe la campaña electoral se desarrolla en un contexto de apatía ciudadana. No hay novedad. La experiencia desde 2009 muestra que el voto se analiza y decide la última semana. Eso explicaría los altos porcentajes de indecisos actuales. En la categoría concejales es donde más se ve, con muchos candidatos, con poca diferencia entre sí en el lote de las principales fuerzas, y porcentajes bajos de intención de voto. Un operador experimentado recordaba que compiten más de 50 listas. Por poco que obtengan queda una torta muy reducida como para que los candidatos más competitivos hagan diferencia.
En la categoría diputados y senadores, viernes y sábados fueron de bronca y análisis en el Frente de Todos tras la revelación de la celebración en Olivos. Imposible que no irradie en la campaña de las provincias; queda por ver en el tiempo si puede modificar la intención de voto.

Omar Perotti junto con su ministro coordinador Marcos Corach encabezaron ayer un Zoom con unos 200 funcionarios de primera, segundas y terceras líneas del gobierno provincial. El gobernador habló durante una hora. Les pidió, además del compromiso con la gestión, un esfuerzo supletorio en la política para militar la lista que encabezan Lewandowski y Mirabella. Entre paréntesis, la sacó barata Perotti: su par mendocino se quiso también anotar como candidato suplente para empujar su lista y terminó enredado en un litigio judicial, fallos revocados y una orden judicial que frenó la impresión de boletas.

En la vereda de enfrente, Agustín Rossi cambió de etapa. Después de sus charlas virtuales explicando el problema en el peronismo santafesino que motivó la primaria y denunciar la intención del gobernador de hacer el schiarettismo santafesino, ahora su agenda abandonó el internismo peronista y se orienta a cuestiones concretas y necesidades cotidianas. Su pedido para reabrir las paritarias de los empleados públicos provinciales va en ese sentido, además de incomodarle la agenda a su adversario.

En Juntos por el Cambio hubo marcadas diferencias sobre qué hacer con el presidente y las visitas a Olivos. Mientras Federico Angelini desde el PRO sumó su firma al pedido de juicio político contra el presidente, el espacio que tiene a los radicales Julián Galdeano como armador y la periodista Carolina Losada y Mario Barletta como primeros candidatos lo rechazó por inconveniente. Maximiliano Pullaro no se expresó sobre el punto pero toreó al gobernador y “a los senadores” kirchneristas para que digan qué piensan. La lista que lideran José Corral y Roy López Molina no habló del tema, fiel a evitar el declaracionismo antikirchnerista y sigue adelante con una “campaña de propuestas”.

Un viejo conocido de ese espacio metió la cuchara en la agenda de Cambiemos. Jorge Boasso, precandidato a senador por el frente Primero Santa Fe, criticó la proliferación de candidatos porteños en dos de las listas de ese espacio. Boasso se fue de Cambiemos enfrentado desde 2017 con Corral, Angelini, y Galdeano a quienes acusa de haberlo proscripto. Ahora tira el anzuelo en la pecera de Juntos por el Cambio pero desde otra orilla. El candidato por la reelección a diputado Luis Cotigiani, hace lo propio pero en la pecera del Frente Progresista. Ambos exiliados cuentan con la asistencia de estructura del sindicalista Marcelo Pipi Andrada. El titular de los recolectores es moyanista, pero en el plano electoral tiene total autonomía.

Dicho sea de paso la argumentación de Carolina Losada fue inconsistente y poco preparada cuando un colega le hizo la pregunta que va a tener que responder durante toda la campaña. Contestó que el lugar de trabajo cuando se es legislador es en Buenos As, que no vive en Capital Federal sino en Tigre, por lo que “estaría en un lugar intermedio entre la provincia y el lugar donde debería trabajar” y que también trabajaría en la provincia porque “la seguiría recorriendo aun siendo senadora nacional”. Amalia Granata, Luciano Laspina y el canciller Jorge Faurie, todos de la lista del PRO que lidera Angelini, deberían aprovechar la experiencia y prepararse mejor que su vecina a la hora de responder.