Investigadores llevaron a cabo un estudio por el que concluyeron que casi la mitad de las muertes por cáncer entre hombres y más de un tercio de las registradas en mujeres están relacionadas con 44 factores de riesgo modificables, lo que implica que su incidencia podría “mitigarse mediante medidas de prevención” que contribuirían a reducir los fallecimientos ocasionados por la que se mantiene como la primera causa de mortalidad en el mundo.

Según una investigación que fue publicada la semana pasada en la revista The Lancet, y para la que se recopilaron datos de 200 países, 18,5 millones de personas fueron diagnosticadas con un tumor en 2023, el doble que en 1990. Se trata, apuntaron los autores del estudio, de una tendencia que sigue al alza.

La previsión es que para 2050 la cantidad de diagnósticos se incrementará un 61%, de la mano del crecimiento demográfico y el envejecimiento de la población.

Por ello, el foco está puesto en que el 42% de los 10,4 millones de muertes por cáncer registradas en 2023 estuvieron vinculadas a un puñado de factores de riesgo evitables.

El ejemplo más claro es el tabaco, vinculado con el desarrollo de una quincena de tumores y que contribuye a una de cada cinco muertes por cáncer. Entre los demás factores de riesgo evitables se mencionan la obesidad, niveles altos de azúcar en sangre, dietas poco saludables, el consumo de alcohol y otras drogas y el sedentarismo, entre otros.

El consumo de tabaco contribuye a una de cada cinco muertes por cáncer. 
El consumo de tabaco contribuye a una de cada cinco muertes por cáncer. 

Por otro lado, los factores externos incluyen la contaminación o la exposición a sustancias tóxicas como radón, amianto o arsénico.

Theo Vos, autor del estudio e investigador del Instituto de Métricas y Evaluación de la Salud de la Universidad de Washington, explicó que para computar los factores de riesgo no tuvieron en cuenta agentes infecciosos como, por ejemplo, el virus del papiloma humano (VPH), que provoca cáncer de cuello uterino y de faringe.

“También realizamos estimaciones del cáncer de hígado debido a las hepatitis B y C, pero no se incluyen en el 40% que citamos como debido a factores de riesgo. Si pudiéramos tener en cuenta todos estos factores, la proporción explicada se acercaría al 50%”, precisó el científico.

Los investigadores consideraron que, en buena medida, la carga de cáncer asociada a factores de riesgo evitables podría “mitigarse mediante medidas de prevención”. Por ejemplo, aplicar mayores medidas fiscales que graven la comercialización de tabaco o llevar a cabo campañas de vacunación y programas de cribado para combatir el VPH.

Los investigadores Qingwei Luo y David Smith, de la Universidad de Sidney, también destacaron que muchos de estos riesgos identificados son comunes para el cáncer y otras enfermedades, por lo que “la prevención primaria para reducir la exposición a estos comportamientos modificables ofrece beneficios más amplios que la reducción de la carga del cáncer”. Hay enfermedades cardiovasculares, por ejemplo, que tienen factores de riesgo similares.

La comunidad científica también sospecha que algunos de estos comportamientos nocivos prevenibles pueden explicar un fenómeno identificado desde hace un tiempo: el incremento de algunos tipos de cáncer en adultos menores de 50 años.

Los factores de riesgo modificables que menciona el estudio son:

  • Contaminación y aire que respiramos
  • Exposiciones laborales a sustancias tóxicas
  • Tabaco en todas sus formas
  • Alcohol y otras drogas
  • Alimentación inapropiada o deficiente
  • Sexo sin protección
  • Sedentarismo
  • Obesidad y metabolismo

Diferencias en la mortalidad según el nivel de ingresos


En términos absolutos, aunque los nuevos diagnósticos crecen y también las muertes a nivel global (la previsión es que en 2050 haya 30,5 millones de nuevos casos y 18,6 millones de fallecidos), cuando la tasa de fallecimientos se ajusta por edad –para que no esté influenciada por el crecimiento y el envejecimiento de la población–, se observa un descenso del 24% a nivel mundial entre 1990 y 2023.

A su vez, la tasa de incidencia ajustada por edad también registra un descenso de 7% en el mismo período. “En general, las tasas de mortalidad han disminuido más que las de incidencia, lo que sugiere una mejora en la supervivencia entre los casos de cáncer”, apunta Vos.

Un punto que los investigadores resaltan es que esta tendencia parece estar impulsada por los países ricos. En las regiones con menos ingresos, la ratio de incidencia ajustada por edad aumentó hasta un 29% en el mismo período, con una suba de 17% en la tasa de muertes ajustada por edad. “Las mayores mejoras en las tasas de mortalidad, en comparación con las tasas de incidencia, se deben a un gran esfuerzo de los servicios de salud para identificar y tratar el cáncer. Las tendencias adversas en los países con menos recursos reflejan un acceso deficiente al tratamiento, que a menudo es costoso y requiere un sistema de salud que funcione correctamente para mantenerse”, incide el autor.