Los cheques de pago electrónico y las facturas electrónicas son desde hace años cada vez más usadas por empresas y particulares, pero el Banco Municipal de Rosario hasta hace dos semanas no podía ofrecer los cheques y todavía sigue sin poder hacerlo con las facturas porque su sistema informático no los puede operar. Los bancos suelen ofrecer créditos a tasa fija en las primeras cuotas que luego pasan a tasa variable, pero el banco rosarino no puede recurrir a ese clásico gancho comercial porque su sistema informático no la puede operar. Y los ejemplos podrían seguir porque modernizar su tecnológica (para los clientes y en el back office) es urgente en el banco rosarino.

Es más, ese es uno de los tres principales retos que enfrenta el Banco Municipal para mantenerse sustentable en un sistema bancario que se profesionaliza y concentra a pasos agigantados. Tener una política comercial más agresiva y mejorar la productividad de su estructura son los otros dos desafíos.

Precisamente, lograr que la entidad crediticia rosarina sume fortalezas tecnológicas, comerciales y operativas para potenciar su función y rol de banco público es el objetivo que se puso la gestión del intendente Pablo Javkin. Y el reciente cambio de presidente, con la renuncia de Adrián Giacchino y el próximo ingreso de Claudio Forneris, no altera ese rumbo, más allá de los distintos perfiles de gestión que tengan los conductores de la institución.

Asuntos pendientes

Las altas tasas de interés (o, mejor dicho, los altos spreads entre las activas y las pasivas) es música para los oídos de la renta bancaria. Y esa partitura sonó bien fuerte durante el gobierno de Mauricio Macri, cuando las entidades bancarias hicieron muy buenos negocios prestándole al Estado a muy altas tasas de interés, con las Lebacs como estrellas. Ese caudal de dinero, que impulsó sólidos balances positivos en el Municipal, también permitió postergar definiciones difíciles de digerir.

El cambio de gobierno nacional a fines de 2019 vino con un intento de frenar las tasas en pesos y eso impactó en las finanzas de todos los bancos chicos del sistema, y en el caso del Municipal hicieron asomar el perjuicio que genera tener asuntos pendientes, como la productividad de la estructura, que provocan desequilibrios que más tarde o temprano terminan demando capitalizaciones de fondos públicos.

Estructura

Y uno de los principales problemas que emergió fue el del peso de la estructura. Este año, por caso, al comparar el volumen negocios con el gasto salarial el banco local está en el puesto 12 entre 15 bancos regionales, sólo por encima de los bancos de Chaco, Neuquén y Corrientes. Y para tener una dimensión más concreta del desafío, en 2021 por cada peso que se obtuvo del negocio financiero puro del banco, casi 85 centavos se destinan a cubrir gastos operativos cuando en 2020 fue de 77,5 centavos.

En ese marco, la reciente incorporación de los 47 tercerizados lo puso a contramano de lo que ocurre en la banca que no está aumentando sus plantillas. En efecto, mientras que la banca privada, de la mano de la digitalización, busca eficientizar al máximo la estructura, el banco local efectivizó medio centenar de empleados tercerizados.

Esos empleados ingresaron hace muchos años (algunos hasta 8) como transitorios, en su mayoría contratados a través de la agencia de empleo temporario Manpower. Pero pasaron los años y seguían estando en funciones, algunos cumpliendo tareas regulares que el banco necesitaba, y por eso sindicato (que los agremió) empezó a hacer cada vez más fuerza para que se los pase a planta permanente.

Cuando en 2020 llegó la nueva conducción se encontró con la presión gremial. Y los dictámenes jurídicos internos y externos que encargaron fueron lapidarios al mostrar que no había margen jurídico para oponerse a su incorporación como personal estable. Incluso, el Ministerio de Trabajo estuvo sobre el tema dando curso al planteo gremial.

Fue en ese momento que el intendente Pablo Javkin tomó cartas en el asunto y más que buscar una salida concreta al problema heredado de gestiones anteriores propuso un entendimiento político más global con el gremio. Fue así que –tras disponer la efectivización de los temporarios- estableciendo que partir de ahora se tomarán los recaudos necesarios para que ante la eventual necesidad de contratar en el futuro personal temporario su trabajo sea realmente transitorio. ¿Qué ganó el banco? Logró un importante ahorro de costos ya que dejó de pagarle a Manpower una comisión millonaria anual en comisiones porque además de pagar los sueldos seguían pagando por los servicios a la agencia.

La pregunta que asoma es: ¿Por qué nadie hizo nada durante los últimos 7 años? ¿Por qué se dejó llegar a estas instancias? ¿Jugada maestra del gremio? ¿Default de la pasada conducción política? Y atención que Forneris se encontrará con otros casos similares por el lado de las mutuales que pululan por el banco. Y en esa línea asoma una pregunta: ¿conviene seguir cargando el peso de Mandatos y Negocios?

Tecnología

La misma pregunta asoma para el proveedor de tecnología, la empresa tucumana Cencys. ¿Quién la ubicó allí hace más de 20 años? ¿Quién la mantiene pese a todas sus deficiencias en el servicio? ¿Por qué no se hace una nueva licitación de proveedores?

Si bien la falta de licitaciones regulares (que permiten a través de la competencia ahorrar costos al banco) es ya un uso y costumbre en el Banco Municipal (por ejemplo, el negocio de caudales, que –por alguna razón- nadie quiere ni mencionarlo), la gestión de Javkin se propuso cortar la inercia y no le está esquivando al tema. Pero en el Palacio de Los Leones prefieren andar con cuidado y estudiar muy en profundidad el tema en vez de lanzarse de una a un cambio de sistema.

Ocurre que saben que un cambio de base de sistema es muy costoso para un banco chico y por eso sostienen que la salida debería ser grupal, sumando -por ejemplo- más bancos al recambio. Y además también tienen detectados innumerables casos en los que el remedio fue peor que la enfermedad.

Política Comercial

Bajo la gestión de Javkin, el banco municipal buscó orientarse no solo en el financiamiento de la Municipalidad, como lo hizo al suscribir letras emitidas, sino también a apalancar el sector productivo local.

Fue así que estuvo muy atento en apoyar iniciativas de firmas locales, sobre todo cuando hacían colocaciones en Bolsa. En 2021, por caso, puso $350M en colocaciones privadas con oferta pública autorizada por la Comisión Nacional de Valores (CNV).

También Javkin puso a disposición el Banco para toda la cadena comercial que quedó impactada por el default de Vicentin. Y en tiempos de pandemia tomó 16 medidas para apoyar con nuevas líneas de créditos y servicios a los sectores afectados por la crisis.

En materia de gestión comercial, hubo avances en lo que respecta al procesamiento de pagos y nuevos servicios, como la incorporación de 500 nuevas cajas de seguridad. Además, por convenios con los colegios profesionales y sindicatos aumentaron los clientes. En los últimos dos años sacaron tres nuevas líneas en banca de personas, mientras que en banca de empresas aumentaron 13% la cartera crediticia.

El tema es que la entidad tiene gran parte de la cartera comercial a tasa regulada, y a esa situación se agrega que la tasa de política monetaria que remunera los excedentes de liquidez se encuentra fija, en niveles apenas por encima de la inflación, por lo que la tasa que puede cobrar en la cartera de consumo no alcanza a revertir esta situación.

Es por eso que el pase a Leliq fue el negocio que más rindió y por eso el desafío para el nuevo presidente es apuntalar la política comercial con productos y servicios más competitivos. En esa línea se inscribe continuar la expansión comercial en Rosario y la región y aumentar la inversión en papeles de privados que sustituyan las Leliqs, a tono con la política del Banco Central.

Hilando fino, en este punto vuelve a aparecer el problema del peso de la estructura. Es que los resultados netos por servicios han mejorado levemente en cuanto a la cobertura de gastos de administración (comparando el año 2021 con 2020), pero en términos del tamaño del negocio y de su rendimiento, el nivel de gastos de administración también es muy elevado para los estándares del sistema. En  definitiva, la participación relativa de los gastos de estructura en la tasa de equilibrio del banco hace que –ante la regulación de tasas activas y pasivas– sea muy difícil que ésta baje a niveles que permitan una rentabilidad sustentable en términos nominales.

La base está

Los números del banco muestran que, pese a todo, los ejercicios 2020 y 2021 cerraron con resultados operativos positivos, casi neutros luego del ajuste por inflación, lo cual permite mantener el capital en términos reales. En concreto, en 2020 tuvieron un resultado positivo de 125 millones de pesos y en 2021 uno negativo de 95 millones de pesos. Pero para un banco con un volumen de 25.000 millones, tanto uno como otro son neutros.

Sobre el resultado del 2021, que fue el primero en dar negativo en años, el balance podría haber sido distinto si la Secretaría de Hacienda de la Municipalidad le reconocía los más de 150 millones que no le pagó al banco por los servicios prestados en los distritos municipales. Ahora bien, Hacienda también le retruca al banco que no le remunera los depósitos que le hace la Provincia por Fondo Unificado de Cuentas Oficiales, cuando otros bancos del sistema sí los remuneran.

Más allá de ese tema, el Banco Municipal cerró 2021 con un crecimiento del 49% en depósitos y del 39% en préstamos, redondeando un patrimonio neto de $4.360.419.000 contra el de $841.492.000 del 2019. En definitiva, fueron resultados lógicos y buenos para una entidad pública cuyos objetivos son amplios, como lo refleja haber presentado el primer balance social presentado el año pasado.

Y con un acuerdo con el FMI por cerrarse que –además de un poco de estabilidad económica traerá altas tasas de interés (que a los bancos siempre les viene bien)- los números con los que cerró el Municipal en 2021 dejan una base para encarar los urgentes retos que el banco tiene en el horizonte.