Las seis empresas del destacado empresario Cañada de Gómez, Abel Macchi, cuyo reciente default sacude esa ciudad, ya acumulan cheques rechazados por 8.004.050.369 pesos, que a la cotización del día redondean unos 6 millones de dólares.

Según los últimos datos del Banco Central, para el 11 de agosto Industrias LV tiene cheques rechazados por $1.882.421.180; Macchi Textil acumula cheques sin pagar por  $3.060.502, mientras que Abaco tiene cheques sin pago por $1.323.876.570. En tanto, Mabe acumula documentos rebotados por $164.395.794; MMB Distribuciones, tiene cheques sin pago por $1.303.276.483 y Grupo Eme, $24.9713.640.

Se espera que la cifra siga aumentando porque tienen que entrar cheques emitidos hace 60 días en la previa a su default.

En paralelo, Macchi Textil -la fábrica de indumentaria de trabajo que es su principal empresa, además de su participación en uno de los principales estudios contables de la ciudad- atraviesa serias dificultades financieras. De hecho, no está pagando en tiempo y forma los sueldos, y todavía debe aguinaldos. 

El empresario ya acumula tres denuncias penales por estafa y los querellantes están pidiendo a Fiscalía urgentes medidas, como allanamientos, en busca de documentación de importancia para la causa. 

En los tres casos, los demandantes sostienen que la caída del conglomerado no se debió a razones comerciales, sino que se está en presencia de una estafa piramidal. Incluso, uno de los querellantes analiza denunciar a la gerencia de la sucursal del Banco Nación, una de las entidades crediticias que le habilitó la canilla de financiamiento.

La caída financiera del grupo dejó expuesto la existencia de un gran “mesa de dinero blue” que manejaba Macchi (y familia). Una mesa que funcionó casi tres años como un relojito, pero que en junio cantó el “Paga Dios”.

Si bien tenía muchos ahorristas particulares que le dejaban sus fondos para que se los trabaje (hay casos de personas que le depositaron indemnizaciones o acuerdos laborales), la particularidad de la mesa era que atendía mucho a empresas.

Según reconstruyó Rosario3, Macchi tomaba efectivo (pesos) a cambio de cheques a corto plazo a una tasa del 8%. Fábricas y comercios le dejaban, entonces, el producido de sus ventas y con esos cheques pagaban a sus proveedores mejorando su capacidad de compra por la diferencia obtenida en la tasa.  Al esparcirse sus cheques, el default trascendió la comunidad local.