Alejandro Sabella dejó un legado que trasciende éxitos, fracasos, clubes y estilos. Falleció este martes a los 66 años, y marcó una época en su forma de conducir a la selección Argentina. Sus experiencia como futbolista en River, Estudiantes, el fútbol inglés y Gremio de Porto Alegre le aportaron conocimientos. Y también se llenó de sabiduría por fuera del fútbol.

Sabella tuvo una cultura política que se ubicaba por encima de la media de quienes son parte del ambiente del fútbol. Peronista, supo simpatizar con Montoneros y leer la revista El Descamisado.

De hecho, citó a Juan Domingo Perón cuando se consagró campeón con Estudiantes de la Libertadores 2009. En la celebración en el centro de La Plata dijo "siento en mis oídos la más maravillosa música, que es la voz de la gente de Estudiantes".

Amante de la historia, la táctica y la estrategia, en pleno Mundial de Brasil 2014 habló de "cruzar el Rubicón", comparando el momento en que Julio César decidió sortear ese río y llegar a Roma casi medio siglo antes de Cristo, con el juego que Argentina debía disputar ante Bélgica.

En la misma competencia, supo sobrellevar con naturalidad el momento de broma de Ezequiel Lavezzi en pleno partido. Pocho lo mojó con una botellita de agua mientras el DT le daba instrucciones en medio de Argentina-Nigeria.

Esa misma cercanía la había demostrado en Estudiantes, cuando antes de jugar el partido final del Mundial de Clubes 2009 ante el Barcelona que lo ganó todo con Pep Guardiola, les propuso un discursos sencillo y comprometido a sus jugadores.

"Jueguen con alegría. Miren su camiseta. Ahí está su familia. No se puede perder el equilibrio. Pensar y correr", recalcó Sabella en uno de sus momentos de mayor lucidez.