En un mensaje grabado desde Washington, el ministro de Economía Luis Caputo fue una de las voces más esperadas del 61° Coloquio IDEA. Desde el corazón financiero de Estados Unidos, trazó un balance de los primeros 20 meses de gestión y anunció el inicio de una “segunda etapa” económica, centrada en dos reformas clave: la laboral y, sobre todo, la tributaria, cuyo eje será la simplificación impositiva y la eliminación de tributos distorsivos. Pero no se refirió a los últimos acontecimientos como el anuncio de ayer del secretario del Tesoro, Scott Bessent, sobre el plan de salvataje de 40 mil millones de dólares.
“Vamos a eliminar muchos impuestos, bajar otros y simplificar el régimen tributario”, afirmó Caputo, convencido de que el crecimiento argentino sólo será sostenible si el sector privado recupera protagonismo y el Estado deja de absorber el ahorro nacional.
El funcionario remarcó que el país abandonó un modelo basado en el déficit fiscal financiado con impuestos, deuda y emisión, el cual “llevaba inevitablemente a devaluaciones, inflación y pérdida del poder adquisitivo”. En su lugar, destacó que el actual gobierno logró el equilibrio fiscal y monetario, algo que —dijo— “Argentina no alcanzaba desde hace casi un siglo”.
Según Caputo, esa estabilidad permitió reducir la inflación a niveles “más normales” y sacar “a 12 millones de personas de la pobreza”, al tiempo que se bajaron impuestos por más de 2,5 puntos del PBI. “Tenemos la convicción de que este es el camino por el cual todos los argentinos se van a beneficiar”, subrayó.
La nueva etapa del programa económico buscará profundizar la apertura y la competitividad sin recurrir a una devaluación. “Una moneda débil no es otra cosa que el reflejo de una economía débil”, sentenció el ministro, en un mensaje dirigido tanto a los mercados como a los empresarios reunidos en Mar del Plata.
“Me parece una subestimación decirle al empresariado argentino que la única forma de ser competitivo es con una moneda depreciada”, dijo. “La competitividad debe venir de las desregulaciones, la baja de impuestos, las reformas estructurales y un mercado financiero más profundo.”
La reforma tributaria, según anticipó, será amplia y progresiva: implicará menos cargas para pymes, incentivos para el ahorro interno de largo plazo y un esquema que priorice la inversión privada por sobre el endeudamiento estatal. “En un país que puede desarrollar su mercado de capitales, con un gobierno que ya no tiene déficit fiscal, ese ahorro interno debe ir a la inversión productiva”, explicó.
Caputo insistió en que la “Argentina nueva” debe ser abierta, competitiva y previsible, y que el desafío será cultural tanto como económico. “Abrirse a la competencia e invertir es un desafío, pero hay que pensar en construir un nuevo país”, dijo, antes de asegurar que el gobierno “dejará el alma para que la Argentina vuelva a ser una potencia”.
El ministro cerró su mensaje con un pedido explícito al empresariado: “Los invito a que nos sigan acompañando en este cambio. Sé que es difícil después de tantos años de un esquema diferente, pero tenemos la oportunidad histórica de transformar a la Argentina en el país más libre y con mayor crecimiento de los próximos 20 años”.

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