Con pragmatismo forzado y sin margen para sostener el relato, el Gobierno de Javier Milei decidió ejecutar el cambio que durante meses rechazó con dureza. Tras siete meses consecutivos de inflación en alza y con las reservas del Banco Central cada vez más comprometidas, el equipo económico aceptó finalmente lo que el FMI, Estados Unidos, los bancos internacionales y los analistas del mercado advertían desde hace tiempo: el esquema cambiario y monetario había llegado a su límite.
El lunes se anunció un giro significativo. El BCRA flexibilizó el régimen de bandas, abandonó la desinflación “encepada” y confirmó que el Tesoro iniciará una compra sistemática de dólares equivalente al 5 % del volumen diario del mercado oficial. El objetivo es claro y urgente: evitar un default técnico y llegar con los dólares necesarios al pago de US$ 4.300 millones correspondiente a cupones y amortizaciones de Bonares y Globales el próximo 9 de enero, deuda heredada de la reestructuración de 2020.
Hasta ahora, el dólar funcionaba como ancla del programa de estabilización. La estrategia apuntaba a llevar la inflación por debajo del 1% mensual hacia mediados de 2026. Sin embargo, desde abril el techo de la banda cambiaria subía apenas 1% por mes, mientras la inflación retomaba impulso, pasando del 1,5% en mayo al 2,5% en noviembre. El atraso cambiario se profundizó, los dólares se pegaron al techo y el BCRA quedó sin capacidad de acumular reservas.
La realidad terminó de imponerse la semana pasada, cuando el Gobierno intentó volver al mercado internacional con una colocación de deuda en dólares. El resultado fue decepcionante: se esperaban ofertas por más de US$ 4.000 millones, pero apenas llegaron US$ 1.400 millones. Finalmente se tomaron US$ 910 millones pagando una tasa del 9,26 % anual, muy por encima de lo deseado. Ese fracaso selló la decisión que Santiago Bausili terminó comunicando oficialmente, con aval inmediato del FMI a través de su vocera Julie Kozack.
Desde el BCRA se intentó mostrar el cambio como una medida planificada. Se argumentó que la demanda de dólares por parte de personas físicas se desaceleró tras el triunfo electoral del oficialismo y que la estacionalidad exige mayor circulación de pesos. Los números acompañan parcialmente ese relato: las compras minoristas pasaron de US$ 6.890 millones en septiembre a apenas US$ 1.100 millones en noviembre.
Aun así, el mercado reaccionó con cautela. El dólar oficial subió a $1.465,14, el blue saltó a $1.480, el MEP trepó a $1.489 y el contado con liquidación superó los $1.530. El Tesoro volvió a comprar dólares y permitió que el BCRA sumara US$ 332 millones en reservas. Los bonos subieron moderadamente, el riesgo país se mantuvo estable y la Bolsa avanzó en pesos, aunque retrocedió en dólares. Los ADR argentinos en Nueva York operaron mayormente en verde, con la excepción de Mercado Libre.
En este escenario, quedó archivado el anuncio de un Repo con bancos internacionales que iba a aportar entre US$ 20.000 y US$ 4.000 millones. Ahora el Tesoro necesita sumar unos US$ 3.000 millones en apenas 20 ruedas, lo que implica compras promedio de US$ 150 millones diarios. La confianza del mercado se apoya en el swap con China, del cual sigue intacto el 87,5 %, y en la expectativa de dólares de la cosecha gruesa para julio.
En paralelo, se produjo un sacudón en la cúpula recaudadora. Juan Alberto Pazo presentó su renuncia como director ejecutivo de la Agencia de Recaudación y Control Aduanero (Arca), organismo que reemplazó a la ex-AFIP. El Gobierno designó en su lugar a Andrés Edgardo Vázquez, hasta ahora titular de la Dirección General Impositiva (DGI). La decisión fue formalizada por el Decreto 890/2025 y se interpreta como una señal de continuidad de la política tributaria y aduanera del Ejecutivo.
En el Congreso, la agenda sigue moviéndose. Diputados confirmó que esta semana debatirá el proyecto de Presupuesto 2026, una pieza central para validar el rumbo fiscal del Gobierno y sostener la relación con los organismos internacionales.
Mientras tanto, en Rosario, las Tropas de Operaciones Especiales detuvieron a Marcelo Andrés P., de 48 años, en una causa por estafa y administración fraudulenta vinculada a maniobras en el mercado de valores. En los allanamientos secuestraron dispositivos electrónicos, documentación y soportes que ahora están bajo análisis de la Justicia.
Los mercados de commodities tampoco dieron respiro. El petróleo volvió a caer y los granos bajaron fuerte en Chicago y Rosario, con el trigo liderando las pérdidas. Las criptomonedas sufrieron otro ajuste, con Bitcoin cayendo más del 4%.

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