A medida que se acerca 2026, el sector agropecuario argentino se prepara para una etapa decisiva de inversiones. Tras un año con proyecciones de crecimiento del PIB agropecuario en torno al 2,7% y un incremento en exportaciones que impulsan la economía, es crucial que productores y empresas definan dónde asignar capital para mejorar competitividad, productividad y sustentabilidad en los primeros meses del próximo año.
Tecnología para aumentar eficiencia
Una de las principales áreas de inversión recomendadas para 2026 es la tecnología agrícola (AgTech). Herramientas de precisión, como sistemas de posicionamiento, drones para monitoreo de cultivos e inteligencia artificial aplicada al manejo de suelos y cultivos, permiten optimizar recursos y reducir costos operativos. El auge de plataformas de gestión agrícola con sensores IoT, datos satelitales y analíticas predictivas está configurando un nuevo estándar en la gestión de lotes.
Además de mejorar la toma de decisiones, estas tecnologías ayudan a mitigar riesgos climáticos y a planificar mejor las operaciones, especialmente en tiempos de volatilidad de precios y condiciones ambientales.
Infraestructura y logística
Otra inversión estratégica radica en infraestructura física y logística. La construcción o modernización de almacenes, silos y cadenas de frío reduce pérdidas post-cosecha y permite acceder a mercados que requieren productos con estándares de calidad más altos. La mejora de caminos rurales y acceso a puertos también fortalece la competitividad exportadora frente a la creciente demanda internacional.
Paralelamente, el Plan Nacional de Riego que viene impulsando la expansión de cultivos bajo riego —con más de 40.000 hectáreas incorporadas con pivots o goteo— es un ejemplo de cómo las inversiones públicas pueden facilitar mayor productividad en 2026.
Sostenibilidad y prácticas climáticas
La sostenibilidad no es una moda sino una necesidad para capturar nuevos segmentos de mercado y cumplir con estándares ambientales globales. Las inversiones en agricultura climáticamente inteligente, como semillas resistentes a estrés climático, sistemas de riego eficiente, y prácticas regenerativas, comienzan a tener retornos más tangibles. Herramientas para medir y reportar huella de carbono y trazabilidad también representan un diferencial para exportadores.
Acceso a financiamiento
Dado el contexto económico argentino, con expectativas de crecimiento y mayor exportación de bienes agroindustriales, acceder a líneas de crédito, seguros adaptados al sector y modelos de financiamiento innovadores será clave para ejecutar estas inversiones sin comprometer el flujo de caja. Los productores deben explorar opciones que integren datos técnicos y gestión de riesgos para reducir costos financieros.

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