La BCR cargó contra el Dólar Soja 3: "Se transformó en una herramienta periódica de intervención"

En el marco del remate del primer lote de soja, el presidente de la institución Miguel Simioni brindó un discurso contundente, con fuertes críticas al accionar oficial

     Comentarios
     Comentarios

La Bolsa de Comercio de Rosario se convirtió este jueves en el epicentro de la agroindustria y, con críticas contundentes, el presidente Miguel Simioni expuso las necesidades del sector y su fuerte rechazo a medidas oficiales, como por ejemplo el dólar soja.

En el marco del remate del primer lote de soja, que simboliza el inicio formal de comercialización de la nueva campaña, el empresario brindó un discurso "sin pelos en la lengua".

Sin desconocer el impacto de la sequía, que genera enormes daños en la producción y numerosos sectores, Simioni apuntó al accionar del Gobierno: "hace tiempo, desde la Bolsa venimos advirtiendo que la situación es sumamente delicada. No son tiempos para seguir improvisando con anuncios o medidas descoordinadas, que sólo funcionan como parches cuando se necesitan divisas. Prueba de esto es el reciente programa de estímulo a las exportaciones conocido como “dólar soja 3”.

Y agregó:"lo que en su primera edición se presentó como un mecanismo excepcional para recomponer las reservas, se transformó en una herramienta periódica de intervención de los mercados, cuyos resultados ya conocemos: Pérdida de transparencia en el proceso de formación de precios, distorsiones y asimetrías hacia el interior de toda la cadena de producción y comercialización granaria, sumado al encarecimientos en los costos de arrendamientos rurales, usualmente pactados en valor soja, incluso cuando el uso de esa tierra tenga destinos muy distintos como son los casos del maíz y la hacienda, cuya producción lejos está de acceder a esos valores.

Discurso completo

"Es un honor para mí presidir una vez más, este tradicional acto que marca el inicio simbólico de la comercialización de la soja en cada campaña. Y lo es más aún, hacerlo en nuestro querido Mercado Físico de Rosario, delante de los colegas operadores, protagonistas excluyentes de esta plaza en la que diariamente, con su labor, concretan los negocios que ponen precio a la producción agropecuaria argentina.

Queremos reconocer a todos los productores y a los integrantes de la cadena comercial de la soja personalizados en los ganadores del presente certamen.

Este es un año decididamente malo para la producción agropecuaria. Por tercer ciclo consecutivo, y este en particular con mucha más virulencia, los hombres y mujeres de campo sufrieron crudamente y en soledad, el impacto de una sequía que se llevó sus sueños y esfuerzos.

En nuestro último informe de estimaciones, el recorte de marzo a abril en soja pasó de 27 a 23 Millones de toneladas, y en maíz de 35 a 32 Millones de toneladas, alcanzando pérdidas de más del 50% de lo que se esperaba producir al inicio de la siembra.

A medida que avanza la cosecha, se confirma lo que estimábamos. Nos encaminamos a un cierre de campaña con valores tanto de producción como de rendimientos tan bajos, que hay que buscar en el siglo pasado para encontrar números similares.

Nuestro polo de soja viene perdiendo su posición de líder mundial a manos de Nueva Orleans. Y este año, posiblemente nuestro país pierda su condición de exportador líder de harina de soja a manos de Brasil.

El impacto negativo de esta sequía se está notando fuertemente también, en los pueblos y ciudades del interior, donde la vida y la actividad económica gira en torno a la actividad agropecuaria. Es imperioso actuar con determinación y solidaridad para dar respuestas a aquellos que están sufriendo las consecuencias de este fenómeno.

Para dimensionar su impacto, vale mencionar dos datos:

- Por un lado, se estima que en la presente campaña se dejarán de realizar más de un millón y medio de viajes de camión desde los pueblos y ciudades del interior productivo a sus diversos destinos.

- Por otro, fruto de la sequía, en nuestro país se dejarán de cosechar 6,5 millones de hectáreas de soja, maíz, y trigo. Un área similar a la mitad de la superficie de la provincia de Santa Fe.  

Como consecuencia habrá menos trabajo, menos actividad comercial e industrial, menor consumo, generando un impacto real y directo sobre toda la actividad económica.

Hace tiempo, desde la Bolsa venimos advirtiendo que la situación es sumamente delicada. No son tiempos para seguir improvisando con anuncios o medidas descoordinadas, que sólo funcionan como parches cuando se necesitan divisas. Prueba de esto es el reciente programa de estímulo a las exportaciones conocido como “dólar soja 3”.

Lo que en su primera edición se presentó como un mecanismo excepcional para recomponer las reservas, se transformó en una herramienta periódica de intervención de los mercados, cuyos resultados ya conocemos: Pérdida de transparencia en el proceso de formación de precios, distorsiones y asimetrías hacia el interior de toda la cadena de producción y comercialización granaria, sumado al encarecimientos en los costos de arrendamientos rurales, usualmente pactados en valor soja, incluso cuando el uso de esa tierra tenga destinos muy distintos como son los casos del maíz y la hacienda, cuya producción lejos está de acceder a esos valores.

En una nación, en la que muchas veces escuchamos a la política jactarse de que debemos ser el supermercado del mundo, no podemos permitir que se mire para otro lado. No es posible que por falta de acción u omisión, se permita que se fundan quienes día a día apuestan por la producción y el trabajo.

Es por eso, que exigimos al Estado en todos sus niveles, que articulen las medidas necesarias para atender esta dramática situación, y garantizar la subsistencia de aquellos hombres y mujeres de campo que fueron golpeados por la sequía, y que carecen de los recursos necesarios para encarar el próximo ciclo agrícola.

Es cierto que no podemos responsabilizar a la política de una catástrofe ambiental que debe interpelarnos a todos y que merece ser atendida en forma sistémica. Pero sí es quien debe tomar en forma urgente las medidas que permitan a los productores, recuperarse de este impacto y volver a hacer lo que mejor saben: trabajar la tierra, sembrar y producir. Estas medidas no deben quedar solo en anuncios. El gobierno, debe dar un seguimiento exhaustivo a las mismas, para monitorear su avance y garantizar su cumplimiento.

Estamos convencidos que tenemos la oportunidad de recuperarnos, siempre y cuando se tomen las medidas que la realidad marca.

Para ello se necesita:

Un fuerte apoyo a la producción a través de los reconocimientos inmediatos de los estados de emergencia o desastre agropecuario, y asistencia financiera por parte de la banca pública y privada. En particular, insistimos con lo ya pedido en diversas oportunidades sobre la derogación de la circular del Banco Central, que encarece el financiamiento de productores con tenencia de soja.  

Reglas claras que den previsibilidad a la producción e inversión. No más regímenes como el dólar soja ni medidas que dificulten el acceso a los insumos básicos del sector o incrementen sus precios.

Un marco impositivo justo y que no castigue a la producción. Por ejemplo, no puede ser que ante la peor catástrofe productiva con quebrantos cuantiosos, se sigan recaudando las retenciones.

Alentar los usos alternativos de la producción como lo hacen nuestros países competidores, en particular Brasil, a través de incrementos en el corte de biocombustibles.

Poner en valor la infraestructura básica de transporte de cargas que, salvo en el caso del ferrocarril, no ha tenido grandes avances en los últimos 20 años.

Para poder dimensionar este fenómeno, basta recorrer los caminos rurales desde los que sale la producción, o los accesos a las fábricas y terminales portuarias del Gran Rosario, desde donde se despachan nuestras exportaciones a más de 100 países. Si lo hacen, notarán la coincidencia de que, en ambos casos, en un país cuya principal actividad es la agroindustria, la salida de la producción comienza en caminos de tierra, y el arribo a las fábricas y terminales portuarias, también se da por caminos de tierra o ripio.

Por otro lado, es necesario fortalecer la vinculación con el mundo y nuestros clientes, atendiendo sus necesidades, como es la sustentabilidad y las buenas prácticas de producción.

Debemos ser líderes en la materia teniendo en cuenta al mismo tiempo la agenda productiva del país y sus particularidades.

La apertura y desarrollo de mercados es otra actividad que nos convoca a todos como cadena. Desde la Bolsa estamos participando activamente en contactos con delegaciones del exterior, en conjunto con Cámaras y el gobierno provincial.

Esta es la agenda productiva del sector pero que no puede estar disociada de la agenda social de nuestra región.

En ese sentido, la seguridad es una necesidad que demanda el compromiso de todos, pero fundamentalmente del estado en todos sus poderes y niveles que es el responsable de decirnos cuál es el plan para contener la creciente ola de inseguridad que vivimos en Rosario, y de definir las políticas públicas que permitan combatir este flagelo.

Junto a la Universidad Nacional de Rosario, la iglesia, los distintos credos de nuestra ciudad, sindicatos, colegios profesionales, y un conjunto de entidades empresarias constituimos la Multisectorial por la Paz. El objetivo de este espacio, es ponernos a disposición de las autoridades para colaborar en todo lo que esté a nuestro alcance para aportar en esta materia. No somos especialistas en seguridad, ni tenemos por qué serlo. Somos ciudadanos comunes, ocupando lugares en entidades que son emergentes de la sociedad civil, preocupados y afectados por la situación que nos atraviesa. Tenemos la obligación de involucrarnos en este tema, conocer el plan que tienen las autoridades, y monitorear que el mismo se cumpla. Exigimos acciones directas y concretas que permitan abordar esta problemática.

Entendemos al dialogo como la herramienta fundamental para resolver los conflictos, y a las diferencias como materia prima para construir ideas nuevas.

Creemos que como generación tenemos la responsabilidad histórica de no repetir patrones basados en la imposición que impiden alcanzar los consensos que la sociedad nos demanda.

Pero el diálogo debe traducirse en acciones concretas. No queremos repetir los mismos planteos y reclamos año tras año. Es necesario poner en acción los acuerdos discursivos en forma urgente. Situando la mirada, muy especialmente en la actual coyuntura, que día a día empuja a más ciudadanos a la marginalidad y la pobreza. Y esto es aún más relevante en un año electoral. Como dirigentes y ciudadanos no queremos más diagnósticos y promesas. La sociedad en su conjunto, demanda planes de gobierno, para conocer de los distintos candidatos qué van a hacer para revertir esta situación, cómo lo harán y en que plazos.  

Desde el sector empresario, como siempre, estamos listos para hacer nuestra parte. Pero exigimos que el ejemplo y compromiso empiece por quienes nos gobiernan. Solo entonces podremos lograr un futuro más próspero y pacífico para todos. Muchas gracias".

Comentarios