Mar del Plata. Enviado especial._ En el 61° Coloquio de IDEA, Daniel Rabinovich, COO de Mercado Libre, ofreció una de las charlas más comentadas del encuentro empresario. Su exposición fue una mezcla de filosofía tecnológica, autocrítica corporativa y lección de supervivencia empresarial en la era de la inteligencia artificial.
Con su tono directo, Rabinovich arrancó con una confesión que sorprendió al auditorio: “Decidimos no contratar más gente en atención al cliente. Teníamos 10.000 representantes y el plan era seguir creciendo, pero dijimos: hasta acá. Hoy somos 8.500 y el objetivo es llegar a 7.000”. No se trató de un ajuste sino, según explicó, de un cambio de paradigma.
“Durante años tratamos a las personas como robots. Les dábamos flujos de trabajo de 1.200 pasos. Si pasa esto, hacé esto; si pasa aquello, hacé lo otro. Pero lo loco —admitió— es que ahora empezamos a tratar a los robots como humanos”.
Esa frase sintetizó la tensión central del discurso: cómo convivir en una empresa que ya no distingue del todo entre inteligencia natural y artificial. En Mercado Libre, los bots ya interpretan fotos, detectan fraudes, resuelven reclamos y hasta razonan contextualmente sobre lo que “piensan” que el usuario quiso decir. Pero la clave, advirtió Rabinovich, no está en reemplazar, sino en repensar.
“El desafío no es si las máquinas nos van a matar o si nos vamos a enamorar de un robot. El desafío es cómo seguimos ganando partidos en un juego donde todos tienen las mismas herramientas”.
Rabinovich también desmontó el mito del talento innato. “No vale decir ‘no tengo talento’ si invertiste cero horas en aprender algo. Todos podemos entrenar nuestra mente como entrenamos el cuerpo para correr”, graficó, apelando a una de las metáforas deportivas que atravesaron toda su presentación.
La creatividad como músculo competitivo
En un contexto en que la IA democratiza la capacidad técnica, Rabinovich defendió una virtud que no se programa: la creatividad.
“Las herramientas bajaron la barrera de entrada. Pero si todos tenemos los mismos esquíes, ganar la carrera se vuelve más difícil”, ironizó. “El que triunfe será el que se rompa el alma para ser distinto”.
Su consejo a los empresarios presentes fue claro: dejar de temerle a la tecnología y empezar a usarla con propósito. “No sean espectadores —pidió—. No pongan como excusa que no son técnicos. Hoy cualquiera puede experimentar con IA. El que no lo haga, queda afuera.”
En Mercado Libre, esa mentalidad se traduce en decisiones duras: automatizar procesos, achicar estructuras, apostar a un modelo donde la inteligencia no está en el software, sino en cómo se lo usa. La idea de “no hay atajos” fue el cierre de su charla y, probablemente, el corazón del mensaje.
“Nunca es fácil, nunca hay atajos. Ni para correr una montaña, ni para construir una empresa, ni para aprender una tecnología. Hay que remar y seguir remando.”
Así, entre el vértigo de la IA y la cultura del esfuerzo, Rabinovich dejó claro que Mercado Libre no solo compite por vender más: compite por entender mejor.

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