La semana que empieza se reactivarán las negociaciones políticas en la provincia, tras un descanso en los primeros quince días del año. Quedan entre dos y tres meses antes del cierre de listas, cuya fecha no está definida aún. Es mucho tiempo, pero a la vez es poco para la titánica labor de sintetizar la desmedida cantidad de corrientes, líneas, espacios, grupos y candidatos que coexisten en los partidos y frentes electorales. Un fenómeno curioso el que se plantea: mientras los escenarios electorales provincial y rosarino tienden a concentrarse y polarizarse, hacia dentro de cada fuerza política la división y atomización es el denominador común.

Varios sectores de la oposición santafesina quieren poner fecha de lanzamiento. Inicialmente se había hablado del 18 o 20 de enero pero nada es definitivo. Es posible también que se pase a la semana siguiente, y quizás no sea más que una primera reunión, foto y un poco más de paso a paso.

Más allá de los tiempos, el futuro frente tiene al radical Maximiliano Pullaro como inconmovible precandidato a gobernador, parado sobre la potente estructura territorial de la UCR y apoyo de una parte del PRO.

El senador nacional Dionisio Scarpin se anotó también en la carrera por la Gobernación. Marcado por su defensa a Vicentin, ve una oportunidad de salir a buscar votos de Juntos por el Cambio y plantar un mojón para una carrera política con objetivos a mediano y largo plazo. Hasta aquí no exhibió un armado electoral con volumen.

El dato determinante que falta conocer es qué hará el intendente Pablo Javkin. Su convicción personal es que por las circunstancias históricas que atraviesa el espacio opositor en la provincia es el momento de ser precandidato a gobernador de la mano del socialismo y corrientes radicales que no están con Pullaro. Un salto a la provincia está atado a dejar encaminada una sucesión que tiene dos premisas, indivisibles una de otra: conservar el rol de líder político del oficialismo local y el gobierno de la ciudad. Y en ese sentido hace meses puso todo su gobierno a recuperar la agenda atrasada por la pandemia, no sin esa sensación agridulce de que a la gestión le vendría muy bien disponer de esos dos años de normalidad que le quitó el covid.

Ahí es donde aparecen las visiones encontradas: hay quienes creen que si Javkin no juega la reelección está en riesgo la Intendencia. Otros creen que con una Paso potente y ordenada, con precandidatos/as de la gestión, del socialismo y del PRO como piso, se puede sortear la elección local por más que Javkin no compita.

En cualquier escenario se prevé una elección reñida. Enfrente es casi seguro que habrá una alianza entre el peronismo, que tiene nombres competitivos, y Ciudad Futura, con Juan Monteverde. Curioso el devenir de la política: mientras a nivel provincial el Frente Progresista y Juntos por el Cambio se unen para enfrentar al peronismo gobernante, en Rosario el peronismo y Ciudad Futura se asocian para poder competirle al frente de frentes.

La decisión que Javkin tome sobre su futuro no será en el aire. Si resuelve ir a la provincia, María Eugenia Schmuck será su candidata a sucederlo en el marco de una interna acordada con el socialismo, el PRO y otras fuerzas. El guiño del intendente para que la presidenta del Concejo asuma parte de la agenda de gestión (participó de inicio de obras, firmas de convenios y se ocupó, junto con funcionarios del gabinete, del contacto con familias de víctimas de la inseguridad en otra semana de sangre y fuego) es una señal en ese sentido, más teniendo en cuenta lo celoso que es Javkin de la centralidad cuando se trata de construir políticamente desde la gestión.

Trabajada a nivel provincial la primera capa de acuerdos entre los partidos que integran Juntos por el Cambio y el Frente Progresista, llega la hora de hilar más fino, empezando por las instancias formales para la toma de decisiones, armado de listas y la arquitectura legal del nuevo frente.

Otro capítulo es el de propuestas y posicionamientos políticos. Si esa cuestión no se debate con debida anticipación puede derivar en papelones como los que exhiben a diario los dos grandes frentes electorales a nivel nacional. Hay que tener en cuenta que a las contradicciones internas que supone toda alianza, este año la campaña provincial se superpondrá temporalmente con el calendario electoral nacional.

Cuando el sistema político entra en modo centrífugo y bipolar, el riesgo de quedarse sin nada o con muy poco para quienes podrían ensayar terceras vías obliga a considerar alternativas imprevistas que meten ruido y necesitan tiempo de debate.

Un sector de diputados y organizaciones sociales (Carlos Del Frade, Rubén Giustiniani y Fabián Palo Oliver, entre otros) conformaron Punto de Partida y se disponen a desafiar esa lógica.

A escala nacional lo propio quieren hacer el gobernador cordobés Juan Schiaretti y el salteño Juan Manuel Urtubey, animados por el anuncio de Cristina Fernández de que no será candidata en 2023. Se proponen como espacio antigrieta y salieron a tentar gobernadores peronistas, pero también a incómodos y disidentes de Juntos por el Cambio. No es casualidad que una de las primeras provincias donde tiraron el anzuelo haya sido Santa Fe para ver si picaN el gobernador Perotti porque ahora juega a que el kirchnerismo es la mancha venenosa, Javkin por su discurso antigrieta y porque tuvieron una charla el año pasado; y el socialismo porque es aliado en la capital cordobesa y comparten el bloque de diputados nacionales con el cordobesismo schiarettista.

Volvamos al frente de frentes santafesino, que es donde están enfocados socialistas y Javkin. Como en todos los órdenes, la incorporación de otro u otros genera dudas, resalta contradicciones y se percibe como una amenaza a la identidad, en especial aquellos que no conducen las alianzas en cuestión.

De todos los socios que se disponen a integrar el frente ampliado en ciernes, es el socialismo al que más le cuesta ese proceso. Mientras, la UCR se sacrificó en el altar macrista 2015-2019, y en especial el radicalismo santafesino tiene aceitado el ejercicio de doble identidad –progresista si era aliado del socialismo en la provincia y de centroderecha si es aliado del PRO a nivel país–; por lo tanto la conformación de un frente de frentes le simplifica las cosas. Con el paso de los años redujo las resistencias a espacios de acotada representación institucional y territorial y el internismo se alimenta principalmente por la disputa de roles, protagonismos y cuotas de poder.

Para el PRO es incómoda la convivencia con el socialismo. Santa Fe es el distrito con mayor desarrollo nacional del PS, viene de ser gobierno en tres periodos, tiene desarrollo territorial, gobierna por sí dos de las cuatro principales ciudades. Sin embargo, el PRO santafesino tributa prioritariamente al esquema nacional, por lo tanto el frente de frentes es prioridad porque es la herramienta que podría posibilitarle sacar al peronismo del gobierno provincial.

El socialismo cerró 2022 con un consenso mayoritario entre sus principales dirigentes de que quedarse afuera de ese frente no es una opción, entre otras cosas porque la nacionalización de las elecciones y la polarización a la que marcha Santa Fe prácticamente no dejan lugar para una tercera vía.

Sin embargo falta mucho por acordar. El sector de Mónica Fein, Enrique Estévez y Clara García postula listas propias en todas las categorías electorales, pero sobre todo insiste en avanzar con pie de plomo, que García compita como precandidata a gobernadora en la Paso y no involucrarse a fondo hasta que ocurra el congreso partidario que definirá las políticas de alianzas. El bonfattismo y los intendentes de Fuerza del Territorio vienen cultivando un marco de alianzas para las Paso, con Javkin y sectores radicales, con fórmulas mixtas como ha sido históricamente mientras el socialismo comandó el Frente Progresista.

Rosario en especial exigirá mucha labor para digerir la convivencia con el PRO, porque a diferencia de otras localidades de menor escala, desde 2013 el Frente Progresista y el PRO rivalizaron y disputaron muy fuerte.
Esa contradicción en los últimos meses generó alejamientos por goteo. El distanciamiento del sector socialista Bases en primer término, la renuncia de Sofía Botto (Libres del Sur) al área de Mujeres e Igualdad de la Municipalidad y el planteo de rechazo de referentes de la Federación de Tierra y Vivienda.

También hay sectores del PS que están debatiendo los pasos a seguir, en especial aquellos vinculados a organizaciones sociales, mientras el kirchnerismo local, atento a esa disconformidad con el frente de frentes, le lanza cantos de sirena. Los espanta la idea de que la carambola electoral los deje atrapados en un espacio conducido por quienes hasta hace poco eran un límite para el socialismo; pero tampoco les gusta la idea de mudarse de a uno a un peronismo provincial conducido por la centroderecha.

En parte el debate rosarino podría empezar a ordenarse cuando se dirima si la precandidatura a intendente recae nuevamente en la concejala Verónica Irizar, del sector heredero del lifschitzmo, o en el secretario de Salud de la ciudad Leonardo Caruana. Una y otro tienen largo recorrido dentro del PS y cumplieron roles muy relevantes. Ahora expresan corrientes internas, ideas y formas de construcción diferentes en la nueva etapa del PS.

Del otro lado del arroyo Saladillo, el intendente Alberto Ricci empuja el frente de frentes sin reparos. La realidad de su Villa Gobernador Gálvez le pide liderar el espacio no peronista en su conjunto, entre ellos a los votantes del PRO, partido que tiene una representación casi testimonial. Es lo mismo que le ocurre a los presidentes comunales e intendentes de ciudades de menor escala (incluidos los del PJ), donde el escenario electoral se posiciona en torno a dos bloques electorales desde mucho antes que se hable de un frente de frentes.

En Santa Fe capital el socialismo es gobierno y por tanto la preocupación allí es cómo consolidar el mandato de Emilio Jatón en vistas a un segundo periodo, donde la ampliación al frente de frentes supone incorporar al sector radical de José Corral, a quien Jatón acusa de haber roto todos los códigos, políticos y humanos.

Quienes tienen que mirar por encima de las realidades territoriales, pero también tenerlas en cuenta, sostienen que quedarse afuera del frente de frentes menguaría las chances de retener esos gobiernos locales: “Muchos años las estrategias se construyeron en función de Rosario, hoy hay que entender que además de preservar lugares institucionales en la provincia, el principal gobierno del PS es ciudad capital y luego Villa Gobernador Gálvez; hay que defenderlos”.

Y ahí se abre la pregunta que para las cúpulas del socialismo es el quid de la cuestión. ¿Defender de quién? ¿Quién representa la principal amenaza para los gobiernos locales de Santa Fe, Villa Gobernador Gálvez y Rosario? ¿Quién es el rival a vencer si se pretende recuperar la provincia?