La Casa de Fátima es mucho más que un lugar para pasar la noche al resguardo del estigma y la discriminación de una esquina. Su referente la puso en marcha con el fin de ofrecer un espacio seguro donde las mujeres trans pudieran empoderarse y adquirir conocimientos en tiempo que dure su estadía. Es así, como en una tarde de mates, charla y costura surgió: Alpargatas 1fuego, para reivindicar un calzado tradicionalmente masculino, militando la diversidad.

Fátima Rodríguez Lara es una enfermera trans que llegó a Rosario hace 8 años y en ese proceso de recorrer las calles percibió que hacía falta un lugar de contención para mujeres transexuales. Así fue como se puso en campaña y, con mucho esfuerzo a puro pulmón y con la ayuda de la Iglesia católica, conformó este espacio.

El centro de acompañamiento está montado en la propia casa de la directora. Allí no solo hay unas cuantas camas, frazadas y un plato de comida. Es un verdadero hogar, donde aquella mujer trans que toque la puerta se topará con amor y compañeras dispuestas a prestar un oído.

"De un momento a otro empecé a recibir compañeras todo el día y me parecía interesante que en ese tiempo puedan realizar actividades, una de las capacitadoras que se sumó hace un par de años nos dijo si queríamos hacer calzados y así surgió el proyecto que fue aprobado por la Secretaría de Igualdad y Género de la provincia", relató Fátima sobre el comienzo del proyecto a Rosario3.

Rodríguez Lara cree que formarse y estudiar son las bases de cualquier persona, y a eso apunta: “Cuando una compañera ingresa acá es importante que se plantee continuar o comenzar el estudio", comentó.

La idea de Alpargatas 1 fuego fue que "no se pierda el folclore de las mismas como calzado típico argentino y nacional, por eso decidimos trasladarla y transformarla en algo más diverso con números más grandes y no solo con motivos masculinos", explicó.

Entre la dificultad de conseguir variedad de talles de calzados y militando la diversidad desde lo más primario y legendario, el proyecto busco "traerlo a la actualidad y aggiornarlo a los tiempos que corren realizados por una comunidad travesti trans” y agregó: “Por un lado, es una herramienta de trabajo y por el otro una acción para poder reivindicar lugares que nunca fueron ocupados por mujeres trans".

Sin dudas las alpargatas son 1 fuego, con variedad de diseños, colores y aptas para cualquier persona que quiera usarlas. Atención para los friolentos: las chicas están preparando pantuflas que esperan que puedan salir a la venta en los próximos meses.

De esta forma, el centro que provee de una cama, comida, un espacio para pasar el tiempo y hacer actividades, promueve con la misma intensidad, la inclusión laboral. "Para avanzar en ese sentido creo que depende mucho de la misma población trans, los cambios y la emancipación por sobre actividades que una mujer trans habitualmente recurre. Durante muchos años fuimos condenadas a trabajar en una esquina porque el Estado nos determinó ese lugar y mientras estábamos ahí tampoco nos lo permitía”, señaló.