Por primera vez en el país, un niño que creció en el útero de una mujer que no es su mamá biológica –es decir por gestación subrogada– figura en el registro civil con el nombre que le dieron sus verdaderos padres, la pareja que lo criará. Se trata de un matrimonio rosarino que no puede tener hijos y había pedido permiso a la Justicia para implantar embriones en el cuerpo de otra mujer. La autorización llegó el año pasado y en 2016 nació el bebé. Es un fallo inédito en Argentina y marca un precedente porque habilitó un procedimiento que no está regulado en el Código Civil pero se realiza en la práctica con frecuencia. “Hace falta una ley", dijo la jueza Valeria Vittori que firmó el fallo.

Vittori dio lugar al pedido de esta pareja en 2015, lo nuevo es que hace poco nació el chiquito que ahora tiene “una partida de nacimiento limpia”. En ese primer fallo histórico la magistrada había permitido que una mujer gestara el embrión de una pareja, formado por el espermatozoide del marido y el óvulo de una donante, y que el niño que naciera sea anotado como del matrimonio.

“La inscripción inmediata a nombre de esos padres evitó que ocurrieran estrategias a las que usualmente se recurren, como impugnación o la no inscripción del niño hasta tanto haya un reconocimiento. Este bebé tuvo su derecho garantizado a la identidad plena porque tuvo nombre y nacionalidad desde el primer momento”, observó la jueza en contacto con Rosario3.com que destacó que en el procedimiento todos los involucrados eran rosarinos.

Consultada sobre el vínculo entre la pareja y la mujer que puso a disposición su útero, Vittori destacó el altruismo de esa persona que se ofreció a ayudar al matrimonio sin pedir nada a cambio. Se conocieron –contó– en la iglesia de la Natividad del Señor. La pareja había ido a pedir por la familia que quería construir y esta mujer se ofreció ayudarlos. La gestación subrogada era la única opción porque la esposa no tiene útero.

Respecto de la posibilidad de que la gestante reclame como propio ese niño que parió, la jueza aseguró que es imposible porque así quedó determinado en su fallo al que llegó después de varias consultas médicas y psicológicas a las partes.

“Madre no es quien da a luz. Madre y padre son quienes tienen voluntad de procrear”, advirtió. Con todo, aclaró que la mujer podía arrepentirse antes de la implantación de los embriones.

“Se respetaron los derechos del matrimonio, de la gestante y del niño por nacer”, subrayó y explicó que, como actualmente en la legislación argentina existe un vacío legal sobre este tema, porque finalmente nunca se sumó al nuevo Código Civil, se basó en jurisprudencia de la Corte Interamericana de Derechos Humanos.

En tal sentido, insistió en la necesidad de legislar sobre la maternidad subrogada para que no quede a criterio del juez de turno, con los consiguientes riesgos que puede acarrear un niño sin identidad. “¿Que pasa si sus padres mueren? ¿O si se arrepienten? ¿Quién queda al cuidado de ese niño?”, preguntó.