¿San Martín, Fangio o Favaloro? La pregunta era capciosa, ¿en verdad había que elegir? Las reglas del programa conducido por Mario Pergolini, El gen argentino, no dejaban lugar a la duda. Había que votar por el personaje que se considerara más representativo del ser nacional. Fácil no era. Cómo elegir entre el padre de la patria, un quíntuple campeón mundial de Fórmula Uno y un médico tan innovador como solidario.
Al final, el GEN arGENtino resultó ser el GENeral, que ganó con casi el 56 por ciento de los votos. Casi cantado el resultado: bastaba con leer entre líneas. El segundo puesto fue para Favaloro y Fangio quedó tercero. Aplausos de los profesores de historia, también de las agrupaciones sanmartinianas y de quienes se volvieron fans del programa, los que sufrieron cada vez que un ídolo, uno de los tantos que arrancaron en carrera, se quedaba en el camino por no conseguir suficientes votos.
Elegir entre personajes históricos y contemporáneos de backgrounds tan diferentes (como Evita, Fontanarrosa, Belgrano, Borges y Maradona) es difícil, por no decir imposible. Una de las críticas que le hicieron al show fue, precisamente, el hecho de ser un “cambalache”. Sí, algo chocaba el hecho de contraponer próceres, médicos, humoristas, políticos, escritores y deportistas. ¿Con qué vara medir la variedad? Casi como comparar un zapato con un zapallo.
De todos modos, el formato –calcado de un show británico exitoso en su tierra de origen– era atractivo y dinámico. Los panelistas convocados para argumentar a favor o en contra del personaje que se hablara en cuestión también aportaron lo suyo. De este modo, El gen argentino se presentó como una buena excusa para debatir sobre historia, personajes y legados.
¿Cuán argentinos son nuestros héroes? ¿Son más importantes los contemporáneos simplemente por el hecho de haber sido testigos de sus logros? ¿Son más importantes los históricos dado que sus hazañas pueden ser agrandadas y elevadas a mitos con el transcurso del tiempo? ¿A quiénes admiran los argentinos, cómo quieren ser, qué cualidades valen más, cómo se mide el éxito?
La anterior propuesta histórica de Pergolini, Algo habrán hecho, también levantó polémica. En ese entonces la crítica más común era la facilidad con la que Felipe Pigna “resumía” y “simplificaba” la historia a su antojo. Pero aún sus detractores cayeron de rodillas ante un hecho concreto: el envío fue un verdadero éxito. No tanto por el rating, sino por el boom editorial que generó en la sección de Historia de las librerías.
Casi dos millones de votos enviaron miles de televidentes que durante dos meses que duró El gen argentino. Que un programa motive a que gente de todas las edades revise el pasado para entenderlo un poco más, aunque sea en el marco de un concurso algo capcioso, es algo para celebrar.