Al menos 61 personas murieron hoy en el distrito de Anaradhapura, en el norte de Sri Lanka, al explotar una mina al paso de un ómnibus de pasajeros, según informaron fuentes militares. Este es el mayor atentado contra la población civil desde la declaración del alto el fuego en 2002 entre el gobierno ceilanés y la guerrilla de los Tigres para la Liberación de la Patria Tamil (LTTE). El vehículo circulaba lleno de pasajeros cuando explotó la mina, de cuya colocación el gobierno de Sri Lanka acusa al LTTE. Según el Ministerio de Defensa, el vehículo transportaba además a niños en edad escolar que se dirigían al colegio cuando se produjo la explosión. Al menos seis niños murieron y otros 15 resultaron heridos a consecuencia de la deflagración. Las mismas fuentes aseguraron que dos monjes budistas estaban entre las víctimas mortales del atentado. Fuentes del Ministerio de Defensa explicaron que, una vez la explosión afectó al autobús, el vehículo volcó y fue arrastrado durante 25 metros antes de pararse. El portavoz del Ministerio de Defensa, Prasad Smarasinghe, responsabilizó al LTTE del atentado y dijo que "nadie más podría hacer algo así; esto es claramente el trabajo de los Tigres". El ataque se ha producido un día después del retorno de la delegación del LTTE a la isla desde Oslo, donde participó en unas conversaciones fallidas con el Gobierno de Sri Lanka.