Suspendido el problema, la desconcentración del Gigante de Arroyito podía ser un problema. Acaso para achicar el margen de bronca por el partido no jugado, se decidió que el equipo saliera a la cancha y realizara una práctica.
Pero no pudo ser: enseguida, un numeroso grupo de hinchas invadió el campo de juego con la idea de quedarse con ropa de los jugadores.
Así que, rápido, el plantel corrió de regreso al vestuario. Algunos jugadores fueron “camiseteados”. Pero consiguieron resguardarse.