Sebastián Ortega e Ivana Figueiras se separaron el pasado martes, después de año y medio de relación, por supuestos celos del productor por el protagonismo mediático que ella había adquirido.

"Me separé de Sebastián, estoy triste", le dijo Figueiras a sus amigas el miércoles por la tarde, según la revista Caras. Y para que nadie dudase de su veracidad, Ivana canceló o postergó las actividades que había programado para ese día, y se refugió junto con su hija, Juana, y su madre, en el hogar familiar del Pacheco Golf Club.

Casi en paralelo con lo que le ocurría a Figueiras, fuentes cercanas a la familia Ortega desmentían la separación con pruebas irrefutables: "Hasta ayer estaban muy bien, salvo que se hayan peleado en las últimas horas, cosa que no creo". Un mínimo espacio para la duda que terminó siendo clave, porque todo se habría precipitado la noche del martes 12. Casi un año y medio de noviazgo, un embarazo perdido, y el anuncio de futuro casamiento hecho el último verano esteño se evaporaban.

Desde ambas partes el silencio fue hermético, ya que sólo se manifestaron con sus más íntimos para asegurarles que la ruptura era real. Las pistas más punzantes dicen que la decisión fue tomada por el productor, molesto por el creciente protagonismo mediático que, día tras día, fue ganando su novia