Pedro Robledo
 
Si los organizadores dan atención objetiva a la hora de repasar sus contenidos y, en el mismo sentido, si consideran las opiniones que se fueron conociendo durante el evento, esta edición del festival quedará en la historia.
 
Para este cronista, que cubrió 30 ediciones, no fue una edición más. Es la primera vez en su reciente historia que Cosquín genera debates y opiniones diferentes no sólo de artistas y periodistas, sino también las vertidas desde el seno de la misma Comisión.
 
Si bien los encontronazos que llegaron a la violencia física durante la semana no fueron altamente relevantes, son un llamado de atención para tomar cartas en el asunto y realizar previsiones para no contagiar y alimentar la crispación general.
 
En cuanto a los resultados artísticos, hubo tono dispar: hubo propuestas novedosas que no trascendieron por el inconveniente de los horarios asignados y  algunos de los artistas consagrados se preocuparon demasiado por introducirse en las polémicas y descuidaron sus desempeños en el escenario.

Otros artistas, que no son los que tienen la responsabilidad de mover la taquilla , aportaron matices.Teresa Parodi se concentró en la celebración de los treinta años de su consagración y postergó las polémicas que suelen surgir en su diálogo con los periodistas por su sintonía con el gobierno nacional. Esto posibilitó que su desempeño en el escenario estuviera a la altura de la historia de Cosquín y su recital quede como un momento de alta calidad que ofreció esta edición, con un lote de invitados de lujo: Mario Bofill y Franco Luciani entre ellos.

La convocatoria de las nueve noches fue importante. El punto de mayor desborde de la plaza se dio en la primera luna con Jorge Rojas y en la del martes con Abel Pintos, el artista del momento. La más floja en este aspecto fue la del viernes, aunque el escenario tuvo  esa noche una cartelera de alto vuelo artístico (Parodi, Heredia, Gieco). Era además una fecha emblemática para la historia del festival: el 31 de enero de 1908 nacía Atahualpa Yupanqui y el mismo día de 1965 debutaba Mercedes Sosa presentada por Jorge Cafrune.

La lluvia del último domingo de festival impidió que se cumpliera con la totalidad de la grilla. Atinadamente, se pensó en la gente que esperaba ansiosa e incómoda las presentaciones de La Barra y Nocheros. Se adelantaron estas dos presentaciones cancelando la actuación de una treintena de artistas que ya estaban en la antesala del escenario y,de haberse cumplido con todas (44) el festival iba a cerrar la edición cerca de las nueve de la mañana del lunes.

En esta cuestión estuvo instalado el mayor debate. "Me parece un despropósito la cantidad de artistas que hay y que no tienen un mérito para estar en este escenario", se quejó Peteco Carabajal después de culminar su show de la segunda luna. Había subido al escenario a las seis de la mañana. "Cosquín debe salir de esta trampa de pedirle ayuda a un político y que después a cambio les manden tres o cuatro artistas mediocres que tienen que estar sí o sí en horario central", agregó al salir de la plaza ya con el sol asomando.

Sebastián López, de Los Tekis, también mostró su disconformidad. "La gente que tiene que coordinar no coordina. Fue un show intenso, lástima el horario", lamentando que el televidente no los pudiera ver ya que subieron al escenario a las 4.30.

Los Tekis, justamente, fueron blanco de críticas por parte de su contenido. Invitaron al show a Flavio Mendoza, de temporada en Carlos Paz, que vino fuertemente custodiado por la seguridad del festival y acompañado por el movilero de Intrusos. También tuvieron que dar explicaciones por algún segmento "tecno", más cercano a Tan Biónica que a la música del norte, aunque al final recuperaron el rumbo y mostraron el auténtico carnaval jujeño.

El servicio de prensa se fue ajustando y la tarea de los medios no tuvo dificultades, tanto como para producir contenidos como para el acceso a los artistas y organizadores.

Hubo solamente dos casos en que las previstas conferencias de prensa luego de los shows no se concretaron.La de Jorge Rojas fue justificada. "Acortó el show, estaba muy mareado, pide disculpas, quería hablar de su nuevo disco y de su Fiesta de la Cultura Nativa", expresó en la sala su agente de prensa.

El otro, el de León Gieco, no tuvo explicación alguna, terminó su show y dejó esperando a todos loscronistas sin que ningún asistente lo justificara.

La danza está recuperando protagonismo e interés. Después del ballet del Chúcaro y Norma Viola y del Brandsende Oscar Murillo y Mabel Pimentel, hubo un bache importante. Este año el Ballet Nacional, creado porel Chúcaro justamente, capturó, con la brillantez de sus puestas integrales, la atención del público que cada noche premió con ovaciones una notable tarea.

"Ultimamente, la gente aprovechaba cuando había un ballet en escena para ir al baño o a comer un choripán", relataba un conocedor de los humores del público de Cosquín, resaltando la labor del grupo de bailarines que hoy dirige Omar Fiordelmondo.

También van recuperando terreno las delegaciones provinciales. Santa Fe, con una puesta dedicada al río Paraná, tuvo un notable desempeño.

Cosquín padece dificultades que sufren todos los festivales del país: extensa grilla artística, atrasos,enojos, fallas técnicas, etc. La gran diferencia es que su caja de resonancia es inmensa e incomparable.

Cerca de 400 periodistas se acreditaron este año para cubrir el festival, una cifra que no existe en ningún evento similar, lo cual da una repercusión mediática a las polémicas que termina soslayando el enorme aporte del festiv a la la cultura nacional. Hay que recordar que este es un evento de 24 horas y que, además del escenario mayor,ofrece peñas, congresos, ferias y expresiones de toda la Argentina que merecen mayor difusión.

De todos modos, los problemas del evento central deben abordarse y resolverse de manera urgente,porquesi este desaparece, se cae el resto de manera inevitable. Será fundamental que quienes influyen decididamente en el armado de la programación aporten lo suyo. Si se establece que los compromisos son inevitables, el Intendente Villanueva y la Comisión que preside y quienes recomiendan artistas, deberían reflexionar al momento de sugerir nombres y darle a Cosquín artistas que aporten a la calidad del festival.

Polémicas y debates

Algunas controversias tuvieron sus disparadores y conclusiones.

"Es una discusión que ya es estéril", respondió Víctor Hugo Godoy, de Los Cuatro de Córdoba,refiriéndose alañejo debate acerca de si el cuarteto es ó no es el folklore de su provincia.

El conjunto ya fue anfitrión de la Mona Jiménez y de La Barra en Cosquín y el género está legitimado,habiendoatravesado todas las clases sociales y contando con el aval de artistas de todas las generaciones y estilosquetiene Córdoba, más allá de gustos y calidades.

Lo que aún no está resuelto es qué camino deberían tomar los artistas del folklore en el futuro para que el género sea reflejo de nuestra identidad. Si bien la mayoría de las propuestas artísticas transitaron estéticas contemporáneas,las mayores ovaciones fueron para quienes ofrecieron puestas con formas tradicionales.

Los Manseros Santiagueños,  los "chalchas"  Polo Román ­Pacho Figueroa y Orlando Veracruz recibieron enormes muestras de afecto y adhesión a sus repertorios y, como dijimos anteriormente, la noche de Gieco-­Parodi­-Heredia fue la menor convocatoria. Para reflexionar.

La noche del miércoles tuvo claroscuros. Fue la noche santiagueña: Raly Barrionuevo, Manseros Santiagueños, Coplanacu, la familia Carabajal. Una luna que simuló un gigantesco patio santiagueño y que tuvo plaza llena.

Aunque no llegó a empañar, tuvo una fuerte repercusión mediática el incidente de Juan Falú y Liliana Herrero con los sonidistas del festival. "Esta guitarra debe sonar, porque si no, nos vamos todos al Cosquín Rock y se acaba el problema", espetó Falú, molesto porque entendía que el trabajo técnico no era el que merecía el homenaje a su tío Eduardo.

"Debimos haber probado sonido, debimos haber estado en otro horario teniendo en cuenta quién es el homenajeado",agregó Liliana Herrero.

Los técnicos, ya cansados de los cuestionamientos en el escenario, tomaron la peor decisión:violentamente cortaron sonido y luces y activaron el plato giratorio rápidamente no dando espacio a que los artistas saludaran.

Las opiniones salían desde abajo de las baldosas. "No sé quiénes son, no los veo en los festivales. Creo que Maia (Sasosky) merecía respeto", opinó el Chaqueño Palavecino, defendiendo a los locutores que recibieron insultos  y abucheos del público cuando intentaban despedir y cerrar el homenaje.

Los premios

El Premio Consagración significó una seria dificultad para quienes debían decidir el destinatario. No hubo, a nuestro criterio, un artista que reúna excelencia en la calidad de la propuesta y efusiva respuesta del público.

El premio se lo llevó Lázaro Caballero Moreno, un cantor formoseño que sale de entrada a buscar el aplauso y que vino con objetivos claros a Cosquín."Una felicidad enorme que no se puede describir con palabras", dijo a este medio el joven cantor y luego se sinceró:  "Hace varios años (tres) que se me venía negando, estaba ahí en la puertita y este año se pudo dar. Veníacon ese objetivo, venía muy preparado para llevarme la consagración".

El Premio Revelación, que surge de los ganadores del Pre­Cosquín, fue para Jorge Márquez, surgido de la sede La Matanza donde ganó el certamen en su categoría: solista vocal masculino de tango. Había actuado en la primera luna del festival impactando con sus versiones de "Pasional" y "Nada".

 "Para mí fue una sorpresa la aceptación de la gente, ni imaginaba que iba a llegar a obtener el premio", expresó conmovido luego de recibir la distinción.

El jujeño Antonio Olarte recibió la mención de Artista Destacado de los Espectáculos Callejeros.