La policía de Venado Tuerto detuvo este martes al mediodía a la sobrina de la mujer asesinada el lunes de siete puñaladas. Se trata de Flavia Lussenhoff, la dueña de la casa donde Alba María Di Guini, de 51 años, la mujer de un juez local, recibió una brutal golpiza y siete apuñaladas fatales.

Los investigadores tiene indicios que permitirían, en breve, desentrañar el violento crimen que conmovió a Venado Tuerto. En las últimas horas tomó fuerza la que plantea la posibilidad de que sea responsable del crimen un hombre vinculado sentimentalmente a la sobrina de la víctima y que está detenido. Así lo confirmaron fuentes policiales de esa localidad a Radio 2. Ahora también se evalúa que Lussenhoff haya participado del crimen.

“Las sospechas son por la historia que rodea al asunto y por que el hecho se concretó de adentro para afuera y no al revés, porque la mujer fue encontrada en una vivienda sin las aberturas forzadas y sin el desorden que caracteriza a un robo”, dijo en De tarde en tarde el comisario inspector Claudio Aguirre, jefe de Orden Público de la Unidad Regional 8.

“Esperamos para última hoy (por este martes) una pericia bioquímica sobre manchas de sangre halladas en el lugar. Si es humana, será importante determinar grupo y factor”, agregó.

Alba María Di Guini, de 51 años, mujer de un juez de Venado Tuerto, apareció degollada este lunes. Murió de siete puñaladas, que la dejaron totalmente desfigurada.

La sobrina de la víctima tenía una relación problemática con su ex marido. En ese hombre están puestas todas las miradas, ya que la esposa del juez santafesino habría influido en la ruptura de la pareja.

Llamativamente, el crimen ocurrió mientras Alba estaba al cuidado del hijo de dos años de su sobrina. Y fue, precisamente, su sobrina quien descubrió el cadáver en el medio de un charco de sangre.

El marido de la sobrina, de 32 años, es profesor de artes marciales y se lo describe como un hombre de "tendencias violentas".

El robo es un móvil que se dejó definitivamente de lado ya que no faltaba nada de valor faltaba en la casa, ni la puerta de entrada presentaba signos de violencia.