Una investigación médica desarrollada en Estados Unidos afirma que el peligro de contraer enfermedades cardíacas aumenta durante la menopausia. Especialistas advierten que a partir de esta etapa el riesgo en las mujeres se equipara al de los hombres.


Las conclusiones del estudio, publicadas en la revista Journal of the American College of Cardiology indican que la menopausia es un factor que favorece el incremento del colesterol “malo”.


Los investigadores concluyeron que en esta etapa de la vida de las mujeres, que se desarrolla alrededor de los 50 años, aumenta “el nivel de colesterol LDL, comúnmente llamado malo, generándose de esta forma una mayor probabilidad de que las arterias se obstruyan”.


El estudio estuvo encabezado por la doctora Karen Matthews y un equipo de profesionales que realizaron un muestreo a 3 mil mujeres, desde 1996 hasta la fecha.


El director del Programa de Prevención del infarto en Argentina (Propia), Marcelo Tavella, dijo que “con la llegada de la menopausia, las mujeres se acercan a los hombres en lo que hace a las posibilidades de sufrir un ataque cardíaco”.


El experto de ese organismo dependiente de la Universidad Nacional de La Plata (UNLP) agregó que “hace años creíamos que si presentaba dolor en el pecho en el varón podía tratase de un infarto; hoy esta situación está más igualada ya que la mujer fuma en iguales cantidades que el hombre, y con la menopausia se diminuye la producción de una serie de hormonas que protegen a las mujeres de la obesidad y de un aumento en la presión arterial, hecho que puede generar mayor riesgo de un ataque cardíaco”.


Y continuó afirmando que “existe mucha evidencia de experimentos con animales de que las hormonas tienen una incidencia directa en función de las arterias y provocan una serie de modificaciones en el colesterol y los triglicéridos”.


Matthews -que es profesora de Psiquiatría, Psicología y Epidemiología de la Universidad de Pittsburgh en Estados Unidos- recomendó seguir una dieta rica en fibras, verduras y frutas como una clave para mantener el peso y el colesterol “a raya”.


Además, aclaró que “sabemos que la menopausia es uno de los mayores períodos de cambio que atraviesan las mujeres a lo largo de sus vidas, pues al interrumpirse la protección que hasta ese momento brindaban los estrógenos, hay diferentes mecanismos que comienzan a alterarse”.


En relación a lo dicho recalcó: “Es por eso que entendemos fundamental examinar y mantener bajo control el estado de los lípidos, así como también alimentarse sanamente, dejar el cigarrillo aquellas mujeres que son fumadoras o bien no comenzar con el vicio las que no lo fueron nunca”.


En el caso particular de la Argentina, Tavella dijo que “según algunos datos estadísticos, en diferentes provincias de nuestro país, calculamos que el 30% de los adultos presenta algún tipo de alteración en la sangre. Por eso recomendamos atenuar las grasas, comer alimentos que no fomenten el colesterol y seguir una dieta en donde las grasa no sean sólidas o saturadas”.


Por su parte, Matthews dijo que “es importante no ganar kilos y para eso nada mejor que la actividad física. Es innegable: la menopausia incrementa el riesgo de desarrollo de enfermedades cardíacas o cerebrovasculares, entonces lo que tenemos que hacer es estar atentas”.


“Nosotros analizamos todos los factores que pueden alterarse, si bien no hallamos cambios significativos en muchos de ellos, es un hecho que el colesterol total se incrementa como consecuencia del aumento del LDL o malo y de la apolipoproteína B, el portador proteínico de éste”, concluyó Matthews luego de expresar sus recomendaciones.


En cuanto al modo de abordaje de los problemas derivados del alto nivel de colesterol, Tavella dijo que “en el caso de la prevención se recomienda actividad física y una dieta coordinada en conjunto con un nutricionista de seis meses si es que no ha sufrido un infarto”. Pero recalcó que “en el caso de haber sufrido un ataque cardíaco, hay evidencia de lesión y se aplica directamente medicación específica que resuelve el 99% de los casos y también se sigue una dieta adecuada”.


Por otra parte, Tavella recomendó que “hay que educar en este sentido y promover una dieta baja en grasas. Evitar la grasa de origen animal y promover la utilización de lípidos de origen vegetal”. A su vez, recalcó que “se ha avanzado mucho sobre este tema y se está trabajando seriamente junto al ministerio de Salud de la Nación, y un grupo de expertos que incluye a profesionales de la salud, empresarios productores de alimentos, ingenieros agrónomos (entre otros)”.


Consideró que se ha tomado mayor conciencia en el sentido de que hay “empresas que han rediseñado sus productos utilizando grasas más saludables, esto indica que la gente puede encontrar en las góndolas productos con las mismas etiquetas y sabor pero hechos con productos más sanos”.


Profesionales de la salud insisten en recordar que es importante remarcar que no existen dos colesteroles distintos, ni buenos ni malos, sino que se trata de una misma molécula.


Lo que diferencia a ambas variedades es el tipo de lipoproteínas en las cuales el colesterol es transportado por todo el organismo. El que los hace gracias a aquellas de baja densidad en la circulación (LDL) se asocia con mayor riesgo de arterioesclerosis, y por ende se lo denomina malo.


Contrariamente, el colesterol transportado por las partículas de lipoproteinas de alta densidad (HDL) está relacionado con un menor riesgo de aterioesclerosis, razón por la cual se lo llama bueno. Las lipoproteínas de baja densidad se obtienen mediante el consumo de grasa animal, como huevos, derivados de la leche y carnes rojas. La clave es cuidarse en las comidas.


Fuente: Diario Hoy