La calma después de la tormenta. Aunque temerosos, los cordobeses volvían este jueves a sus rutinas luego de horas de mucha violencia y angustia. Vidrios rotos, comercios vacíos, mobiliario urbano destrozado, son las huellas de los saqueos del martes. Con el regreso de la policía a sus funciones, la ciudad volvía de a poco a la normalidad. Se calcula cerca de 100 personas detenidas por los robos. Cuatro fiscales se repartirán el trabajo investigativo, tanto por el crimen como por los daños.
Según publicó el diario cordobés La Voz, tras el acuerdo firmado por el gobernador José Manuel de la Sota este miércoles por la mañana con los representantes de los policías acuartelados, los uniformados volvieron a patrullar las calles en forma progresiva. Mientras tanto, los vecinos, escoba en mano, salían a poner un poco de orden a tanto caos. No se registraron nuevos robos ni tiroteos.
Incluso algunos aprovecharon el día para tomar algo de aire; así se veían decenas de padres con sus hijos en los parques. Los supermercados que se animaban abrir sus puertas, lo hacían, empero, con custodia policial.
Con todo, varios cordobeses se quejaban de que la policía no entraba a los barrios y algunos de ellos –admitieron– durmieron con un arma a mano, “por las dudas”. Temían se reeditaran los desmanes.
“En esta cuadra, nos quedaremos a dormir en los negocios por temor a que vuelvan a robar. Si vuelven, hay balas para todos”, contó al medio cordobés la dueña de un comercio de barrio San Vicente. A pocos metros, aún humeaba una improvisada barricada montada por vecinos y dueños de negocios como ella.