El Día del Niño -que históricamente se festejaba en la Argentina el primer domingo de agosto- se celebra desde 2003 en coincidencia con Chile, el segundo domingo, debido a que la Cámara del Juguete pidió el cambio atendiendo a una necesidad mercantil.
En la Argentina ésto obedeció a que el primer domingo podía caer a comienzo de mes, cuando muchos padres no habían cobrado aún su sueldo, por lo que las ventas de juguetes disminuían.
Para la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), el Día Universal del Niño es el 20 de noviembre por dos poderosas razones: en esa fecha de 1959 se aprobó la Declaración de los Derechos de los infantes y en 1989, se sancionó la Convención Internacional sobre los Derechos del Niño.
La ONU recomendó que todos los países instituyeran el festejo para promover la fraternidad entre los niños y la realización de actividades tendientes a su bienestar, pero dejó a cada nación en libertad de elegir la fecha.
Por eso, la fiesta no es uniforme: por ejemplo, en Colombia, es el último sábado de abril y en México el último día de ese mes; en Paraguay, el 31 de mayo; en Venezuela, el tercer domingo de junio; en Uruguay, el 9 de agosto; en Chile y Argentina, el segundo domingo; en Perú, el tercero; y en Brasil el 8 de octubre.
¿Qué es un niño? Sin dudas, un ser refrescante, siempre ruidoso e insistente, que viene en diversas medidas, pesos y colores, con el cometido implícito de poner en suspenso la plácida vida adulta.
Se lo encuentra en todas partes, a los gritos, dando vueltas, encima, debajo, dentro, trepando, colgando, corriendo o saltando, con la cara y las rodillas siempre sucias, con piedras, caramelos, grillos, tapitas, un chupete o alguna gomera en el bolsillo.
Tiene la energía de Súperman, la imaginación de Verne y la curiosidad de Garfield; dispara y descoloca como un buscapié; es amo y carcelero; pero también un ser mágico, capaz de ubicar a sus padres en su exacto lugar en el mundo y de despertarles el niño interior que llevan dentro.
Eso sí: será lo que viva. Si lo critican, aprenderá a condenar; si su entorno es hostil, se volverá agresivo; si lo ridiculizan, será tímido; si vive con vergüenza, aprenderá a sentirse culpable; si lo aplauden, tendrá confianza en sí mismo.
Si lo elogian, apreciará al otro; si vive con tolerancia, aprenderá a ser paciente; si le dan seguridad, tendrá fe; si lo aprueban, confiará; si tiene amigos, será sociable.
Si cuenta con la guía de un padre o sustituto, adquirirá conciencia de límites y obligaciones; si vive con su madre u otra persona que ejerza ese rol, sabrá lo que es amar y ser amado.
¿Cuándo empieza y termina la niñez?
En la Argentina, por mandato constitucional, desde la concepción hasta los 18 años.
La ley 23.849, del 22 de octubre de 1990, aprobó con reservas la Convención Internacional sobre los Derechos del Niño; y la reforma de 1994 la incorporó con esas salvedades a la Carta Magna.
Para la Convención, niño es "todo ser humano hasta los 18 años", pero para la Argentina es "desde el momento de su concepción y hasta los 18 años de edad", lo que choca contra las posturas feministas y sanitaristas a favor del aborto.
La ley 23.849 también objetó los incisos b), c), d) y e) del artículo 21 de la Convención, referidos a la adopción en el extranjero: al respecto, Argentina manifestó que "no regirán en su jurisdicción" porque "para aplicarlos debe contarse previamente con un riguroso mecanismo de protección legal en materia de adopción internacional, a fin de impedir su tráfico y venta."
Respecto a la planificación familiar, se puso entre paréntesis el inciso f) del artículo 24: esas cuestiones "atañen a los padres de manera indelegable", se sostuvo, aunque "es obligación (del Estado) adoptar las medidas apropiadas para la orientación a los padres y la educación para la paternidad responsable."
En referencia al artículo 38 sobre la participación de menores en la guerra, la ley argentina declaró que habría deseado que "se hubiese prohibido terminantemente la utilización de niños en los conflictos armados, tal como estipula su derecho interno, el cual, en virtud del artículo 41, continuará aplicando en la materia".
Valga destacar que mientras la Convención Internacional permite que los niños participen en conflictos armados desde los 15 años, la Argentina lo prohíbe hasta cumplidos los 18.
¿Festejo comercial o sentimental?
Sin duda que el festejo está cargado de un sentir comercial importante desde el primer momento en que su fecha de celebración se vio modificada. Pero es cierto que este año, más que nunca, la fiesta de los más pequeños llega teñida de polémica. Es que los juguetes de fabricación nacional aumentaron entre un 40 y un 50 por ciento para el Día del Niño, mientras que los importadores subieron sus precios en un 10 por ciento promedio, según alertó el Centro de Educación para el Consumidor (CEC).
"Nuestra asociación ha detectado, mediante un relevamiento propio y tambien consultando a importadores y mayoristas del sector, que los juguetes han tenido importantes porcentajes de aumentos entre el año pasado y el actual", señaló la titular de la entidad, Susana Andrada.
De acuerdo con esa entidad, los juguetes nacionales aumentaron entre un 40 y 50 por ciento, mientras que los juguetes importados se mantuvieron más estables, aumentando en un 10 por ciento respecto del año anterior.
El motivo de mayor aumento de los productos nacionales provienen del aumento de los insumos (aumento de papel y cartón), aumento de la luz para sector industrial y comercial y el aumento de alquileres, indicó la entidad.
¿Cómo elegir el regalo?
Se sabe que los precios son un índice para elegir el obsequio para los más chicos. Y claro, que hay no sólo para todos los gustos, sino también para todos los precios.
Para los especialistas es más importante que los chicos no pierdan la capacidad de juego. En tanto, muchos plantean que lo más importante no es el juguete sino saber jugar.
En tiempos, en que proliferan los videjuegos, las computadoras y las PlayStation, los profesionales aconsejan dosificar el uso de esos elementos y hacerles acordar a los más chicos que aún existen el sol, los parques, la recreación al aire libre y sobre todo el uso del cuerpo y de la mente para poder divertirse.
Quizás, de la mano de esa oleada de pensamiento es que en paralelo a todos los juegos vinculados a la informática y que tanto amenazan con aislar a los más pequeños reaparecen con fuerza los juegos de ingenio.
Este año volvió la fabricación de rastis, para los más grandecitos hay juegos de laboratorio, linternas de explorados, binoculares, telescopios. Mientras que para las nenas hay fábricas de jabones, de artesanías y collares, de diseño de indumentaria.
Para los más chicos se imponen los juegos de encastre y también los cubos de tela. Todos juegos con un perfil solidario, de cooperación y para nada individualista.