Las historias de acoso existieron siempre con características que varían según la época y los recursos disponibles para el acosador: cartas, anónimos, persecuciones, llamados telefónicos, email o escrache público. Ésta podría definirse como la historia de un amor que no se concretó y que devino en acoso sexual de parte de él a ella, con un severo daño emocional para una familia completa.
Él se llama Franco, tiene 22 años y estudia Periodismo. Ella se llama Noelia, tiene 20 y estudia Periodismo Deportivo. Ambos venían chateando desde hacía un tiempo y hace poco decidieron conocerse en forma personal. Así fue como se encontraron, salieron varias veces y Noelia empezó a observar en él cosas que no le gustaban. “De golpe empezó a decirle a todo el mundo que yo era la novia –cuenta Noelia a Rosario3.com– como si eso fuese verdad y yo empecé a sentir que las cosas no iban bien, entonces le pedí que no apurara la relación, porque no era así”.
Según el relato de Noelia, a partir de entonces comenzó a experimentar las diferentes reacciones de Franco, quien probó primero con enviarle flores y otros regalos para convencerla de que siguiera con él, diciéndole de manera intimidatoria: “si vos me lastimás, no sabés con quién te metiste”. Luego sobrevino un período de silencio entre ambos, hasta que Noelia empezó a recibir correos electrónicos y llamados telefónicos a través de los cuales, personas desconocidas solicitaban sus servicios y le preguntaban por “su tarifa” como si se tratara de una prostituta.
“No es difícil comprobar de qué computadora proceden los mensajes, asegura Noelia, ya que la identificación coincide con la que utiliza él desde su casa, y él ha chateado utilizando mi nombre y haciéndose pasar por mí para perjudicarme”.
No sólo vivir se volvió difícil para Noelia en las últimas semanas, sino también intentar que alguna autoridad policial tomara en serio su denuncia. “En la seccional 20ª donde intenté dejar sentada la denuncia con los datos de que dispongo –cuenta la damnificada– los policías que me atendieron se rieron de mí y me pedían detalles de mi relación con él delante de los desconocidos que había en la sala de espera de la comisaría. Y aunque después aceptaron tomarme la denuncia, me dijeron que ningún juez haría algo para intervenir porque lo que yo contaba eran boludeces”.
Además, el problema se vuelve cada día grave, ya que Noelia se encuentra con autos en la puerta de su casa conducidos por hombres que dicen haber acordado encuentros con ella, a través del chat y como si esto fuera poco, las inmediaciones del instituto donde estudia aparecieron plagadas de volantes cuyo texto atenta directamente contra su integridad moral y a su correo llegan mensajes en los que amenazan en forma anónima con quemar la casa de sus padres.
Desde la Comisaría de la Mujer aseguran que si bien nadie puede garantizarle tanto a Noelia como a cualquier otra mujer que atraviese esta situación, que el problema estará resuelto, sí es importante que la persona damnificada haga la denuncia en esa dependencia para que se pongan en marcha todos los mecanismos del Estado disponibles para estos casos. “Cada vez hay más denuncias por parte de las mujeres –afirma la titular de la Comisaría de la Mujer, Mariel Arévalo– y eso es positivo porque acelera el trabajo de la Justicia que inicia el proceso de investigación. Muchos acosadores trastornan durante mucho tiempo la vida de sus víctimas porque éstas, al tratarse de cuestiones tan íntimas, no se animan a contar lo que les sucede”.
Vacío jurídico en internet
En el caso particular de los delitos cometidos mediante Internet, o relacionados con tecnologías relativamente nuevas, si bien hay una laguna jurídica por falta de legislación en la materia, ya se han registrado tanto en la Comisaría de la Mujer, como en otras dependencias policiales y en Tribunales, numerosas denuncias relacionadas con amenazas a través del Chat o con el envío de mensajes de texto o imágenes obscenas a celulares manipulados por niños. Esto ha hecho que los legisladores se vean obligados a apurar las leyes que hacen falta para regular los nuevos delitos.
La Comisaría de la Mujer, ubicada en Italia 2153 (altos de la seccional 5ª) recibe denuncias las 24 horas, todos los días del año. Su teléfono es el 4728523.
Él se llama Franco, tiene 22 años y estudia Periodismo. Ella se llama Noelia, tiene 20 y estudia Periodismo Deportivo. Ambos venían chateando desde hacía un tiempo y hace poco decidieron conocerse en forma personal. Así fue como se encontraron, salieron varias veces y Noelia empezó a observar en él cosas que no le gustaban. “De golpe empezó a decirle a todo el mundo que yo era la novia –cuenta Noelia a Rosario3.com– como si eso fuese verdad y yo empecé a sentir que las cosas no iban bien, entonces le pedí que no apurara la relación, porque no era así”.
Según el relato de Noelia, a partir de entonces comenzó a experimentar las diferentes reacciones de Franco, quien probó primero con enviarle flores y otros regalos para convencerla de que siguiera con él, diciéndole de manera intimidatoria: “si vos me lastimás, no sabés con quién te metiste”. Luego sobrevino un período de silencio entre ambos, hasta que Noelia empezó a recibir correos electrónicos y llamados telefónicos a través de los cuales, personas desconocidas solicitaban sus servicios y le preguntaban por “su tarifa” como si se tratara de una prostituta.
“No es difícil comprobar de qué computadora proceden los mensajes, asegura Noelia, ya que la identificación coincide con la que utiliza él desde su casa, y él ha chateado utilizando mi nombre y haciéndose pasar por mí para perjudicarme”.
No sólo vivir se volvió difícil para Noelia en las últimas semanas, sino también intentar que alguna autoridad policial tomara en serio su denuncia. “En la seccional 20ª donde intenté dejar sentada la denuncia con los datos de que dispongo –cuenta la damnificada– los policías que me atendieron se rieron de mí y me pedían detalles de mi relación con él delante de los desconocidos que había en la sala de espera de la comisaría. Y aunque después aceptaron tomarme la denuncia, me dijeron que ningún juez haría algo para intervenir porque lo que yo contaba eran boludeces”.
Además, el problema se vuelve cada día grave, ya que Noelia se encuentra con autos en la puerta de su casa conducidos por hombres que dicen haber acordado encuentros con ella, a través del chat y como si esto fuera poco, las inmediaciones del instituto donde estudia aparecieron plagadas de volantes cuyo texto atenta directamente contra su integridad moral y a su correo llegan mensajes en los que amenazan en forma anónima con quemar la casa de sus padres.
Desde la Comisaría de la Mujer aseguran que si bien nadie puede garantizarle tanto a Noelia como a cualquier otra mujer que atraviese esta situación, que el problema estará resuelto, sí es importante que la persona damnificada haga la denuncia en esa dependencia para que se pongan en marcha todos los mecanismos del Estado disponibles para estos casos. “Cada vez hay más denuncias por parte de las mujeres –afirma la titular de la Comisaría de la Mujer, Mariel Arévalo– y eso es positivo porque acelera el trabajo de la Justicia que inicia el proceso de investigación. Muchos acosadores trastornan durante mucho tiempo la vida de sus víctimas porque éstas, al tratarse de cuestiones tan íntimas, no se animan a contar lo que les sucede”.
Vacío jurídico en internet
En el caso particular de los delitos cometidos mediante Internet, o relacionados con tecnologías relativamente nuevas, si bien hay una laguna jurídica por falta de legislación en la materia, ya se han registrado tanto en la Comisaría de la Mujer, como en otras dependencias policiales y en Tribunales, numerosas denuncias relacionadas con amenazas a través del Chat o con el envío de mensajes de texto o imágenes obscenas a celulares manipulados por niños. Esto ha hecho que los legisladores se vean obligados a apurar las leyes que hacen falta para regular los nuevos delitos.
La Comisaría de la Mujer, ubicada en Italia 2153 (altos de la seccional 5ª) recibe denuncias las 24 horas, todos los días del año. Su teléfono es el 4728523.