Después de superar el momento más dramático de su vida, María Alejandra Solís está de nuevo su su hogar. El pasado 3 de octubre, cuando se encontraba junto a su hija en el Ford Escort modelo 1993 de la familia en avenida Circunvalación, la pesada caja de un camión las aplastó hasta casi hacer desaparecer el vehículo. Ambas sobrevivieron y de a poco empiezan a reconstruir las partes rotas de ese terrible momento que conmocionó a todos los rosarinos. “Yo nunca ví el camión; escuché que el auto se nos rompía y mi mente se quedó en blanco”, describió.

Lo que pasó esa mañana

María Alejandra Solís habló por primera vez desde el accidente con el programa Pegando la vuelta, que conduce Giselle Massoud en Radio 2. Y reveló algunos detalles hasta ahora desconocidos acerca de lo que sucedió en los minutos previos al impactante siniestro vial.

“Estoy bien, en mi casa. Me dieron el alta el martes por la tarde”, inició la charla la mujer, con una serenidad en su tono de voz que contrastaba con el terrible episodio que le tocó vivir y contar.

Sobre su estado de salud, comentó que tiene “un problema en el hígado que se regenera en siete días, estoy en ese proceso. Y moretones por todos lados. Me duele un poco el cuerpo, sobre todo los brazos y el pecho”. Sin dar muchos detalles, dijo que su hija Yoana “está bien, recuperándose”.

María Alejandra recordó lo que sucedió en la soleada mañana del miércoles 3 de octubre: “Íbamos a una empresa por la calle 27 de Febrero a hacer un trámite; había un embotellamiento en Circunvalación y estábamos tomando mates. Yo cebaba porque no manejaba”.

“De repente escuchamos que el auto se nos rompía, le dije a mi hija «esto es un accidente» y de ahí en más mi mente quedó en blanco”, rememoró la mujer que salvó su vida de milagro en el impacto y luego gracias al enorme trabajo de los rescatistas.

“Después reaccioné, pero no podía hablar. Busqué la mano de mi hija, antes deslicé suavemente el termo porque todavía lo tenía en la mano”, siguió.

María Alejandra rememoró que “había un embotellamiento, pero no sé porqué fue. Había que esperar, no quedaba otra, y en un segundo pasó todo, no tuvimos tiempo de nada”. Y agregó que “en ningún momento vi al camión”.

Gritos y un celular

“La mente me quedó totalmente en blanco. Después, cuando reaccioné gracias a mi hija que gritaba, solamente quería salir de ahí”, confió. Después destacó que “una persona se metió y yo le entregué mi celular; es una mujer, vino hoy a mi casa a saludarme. Le pedía que no se fuera y se quedó conmigo hasta que me sacaron”.

La mujer también recuerda “los gritos de mi esposo para que lo dejaran pasar; hasta que mi hijo lo tranquilizó”. Y confesó: “Lo que me dio fuerza fue mi familia, mis hijos. Mi hija que estaba ahí a mi lado, soportando todo el peso del camión en su espalda. Mi esposo que gritaba. Y después escuchar que había mucha gente alrededor que hacía fuerza para que nos sacaran”.

“En ningún momento sentí que me iba a morir”, aseguró María Alejandra.

Más distendida, contó que “el jefe de Bomberos fue a saludarme al hospital; me pidió disculpas porque en el rescate me tiró varias veces el pelo”.

“Agradezco a toda la gente que fue para apoyarnos, yo sentí toda esa fuerza. Me gritaban que no me durmiera, porque yo me dormía”, relató luego.

Por último, sólo alteró la tranquilidad de su voz para decri que “ni el camionero ni los dueños de la empresa se comunicaron conmigo ni con mi familia. Si me lo encontrara, le diría que no maneje más un camión”.