Los fracasos, medidos en términos del no cumplimiento de metas específicas, producen una desilusión que es mayor o menor dependiendo del nivel de importancia de ese objetivo y, también, de las expectativas previas. El riesgo negativo de un fracaso es que pueda paralizarte a partir del miedo. Por esta razón, intentá potenciar la actitud de crecimiento, aquella que te permite observar este hecho desde la luz de la evolución, el progreso personal, el desarrollo de nuevos recursos. ¿Cómo lograr este objetivo?

¿Qué has aprendido de este fracaso?

Al margen de los resultados externos, esta experiencia seguro que te ha traído algún aprendizaje que es tu personal triunfo dentro de esta derrota. Sencillamente, porque sin esta experiencia no hubieses adquirido ese legado. Intentá observar esta situación desde una posición integral. Es decir, considerando aquellos elementos que han trascendido a tu propio control personal puesto que el azar también influye en el camino cotidiano de la vida.

El verdadero fracaso es no intentarlo

Si buscás un mantra de inspiración vital que te acompañe en momentos de frustración académica o profesional, entonces, intentá repetirte este mensaje: “El verdadero fracaso es no intentarlo”. Y es cierto, sencillamente, porque muchas personas cierran su corazón a la posibilidad de un propósito determinado por estar en una zona de confort inamovible. Y todo aquello que no intentás, te deja con la duda de no saber qué hubiese pasado.

Tenés tiempo de volver a intentarlo

En la mayoría de los casos, el plazo para cumplir un propósito no termina en ese primer intento. Tenés nuevas oportunidades, otras ocasiones. Por tanto, no te cierres a la idea de volver intentarlo. El mundo está lleno de personas que lograron sueños importantes gracias a la perseverancia de volver a levantarse después de un tropiezo.

No dejes que afecte a tu autoestima

Cuando asociamos nuestra valía personal con nuestros resultados externos, corremos el riesgo de sufrir constantes variaciones en nuestro nivel de autoestima porque el éxito o el fracaso son muy relativos, las circunstancias de la vida son cambiantes. Por esta razón, es importante que intentes posicionarte con cierta distancia respecto a esto que ha ocurrido. Esos resultados externos no constituyen tu núcleo esencial como ser humano.

Ponelo en su contexto

¿Qué importancia crees que tendrá ese fracaso bajo la perspectiva del futuro? Visualizá tu vida dentro de quince años, imaginá tu vida en ese momento. ¿Qué importancia creés que tendrá este momento visto bajo la mirada de ese instante? El definitiva, el tiempo pasa. De este modo, nada es eterno, todo es relativo. No te dejés condicionar hasta el extremo por un suceso que es temporal y concreto.

¿Cómo has superado otros fracasos en tu vida?

Salvando las distancias por las particularidades de cada situación, intenta conectar mentalmente con otros momentos de tu vida en los que afrontaste situaciones difíciles y complicadas. ¿Qué hiciste entonces para superarte ante los obstáculos? Aquello que hiciste entonces, es muy posible que también te ayude a ahora para sobreponerte ante las circunstancias adversas. Poné en práctica aquellos recursos pero en tu presente.

Cine optimista

El fracaso es una experiencia con gran protagonismo en el cine. La película que triunfó durante el año pasado en cines La La Land es un claro ejemplo de historia que refleja el constante afán de superación de dos protagonistas que buscan hacerse un hueco en sus respectivas profesiones. Sin embargo, tienen que superar muchos frenos para no darse por vencidos en un mundo de mucha competencia profesional. El cine puede ser toda una terapia cuando necesitás un mensaje de motivación.

Fuente: formacionyestudios