Alto, morocho y de pelo largo, Fausto Labraña, daba perfecto para el rol de un guerrero dothraki en Game of Thrones. Entusiasmado hizo la audición y quedó. Se enteró cuando le preparaba el desayuno a un grupo de turistas en el hostel de Dublín (Irlanda) en el que trabajaba. Está en la serie desde 2014 pero hasta ahora su nacionalidad pareció pasar desapercibida.

“Soy industria nacional. Todo lo que aprendí, lo aprendí acá”, aseguró Fausto en una entrevista para La Nación aunque reconoció que es “un poco nómade, como los dothraki”.

Fausto nació en Zárate pero no se quedó ahí mucho tiempo; vivió en La Plata, en Buenos Aires y también en Irlanda.

En diciembre de 2014 se sumó a la quinta temporada de la serie de HBO y si bien su papel es pequeño, no es la primera vez que participa de una tira con grandes estrellas. El mismo año que entró a GOT desembarcó en Penny Dreadful, donde compartió escena con la bella Eva Green.

Sobre su rol en la saga de castillos y dragones, señaló: “Mi personaje es muy pequeño, pero para mí fue un gran oportunidad poder trabajar en una producción de estas dimensiones”.

Si bien no reveló detalles sobre la sexta temporada, si contó algunas intimidades de la grabación. La jornada del rodaje comenzaba a las 2.30 de la mañana y no terminaba hasta las 19. Luego de pasar por maquillaje y vestuario llegaba el momento, a las 4, del calórico desayuno para enfrentar el clima gélido: cereales, avena, jugos, infusiones, huevos revueltos, salchichas y porotos.

Tras calentar los músculos, comenzaba la batlla. “Aunque no tenga filo, el peso de la espada es real”, advirtió Fausto que destacó la atención de la producción: “Seas un extra o seas protagonista, siempre están detrás de vos porque saben que cuánto mejor sea el trato, mejor va a funcionar todo”.