Arqueólogos hallaron en un asentamiento romano en Italia restos de un niño de 10 años sometido a una particular práctica funeraria. El menor recibió sepultura hace más de dos mil años con una piedra en la boca. Calificada como "entierro vampírico", esta práctica era llevada a cabo para evitar que los cadáveres se levantasen de entre los muertos. 

"Nunca había visto nada igual. Es extremadamente espeluznante y raro", aseguró David Soren, desde el equipo de arqueólogos de la Universidad de Arizona que supervisó las excavaciones.

Según las pruebas analizadas a partir de los huesos del niño, conocido como el “vampiro de Lugnano”, el menor padecía malaria en el momento de su fallecimiento. 

Se cree que la piedra en la boca se colocó para evitar que se propagase su enfermedad al resto de la comunidad, según reproduce el diario The Independent. 

niño vampiro
Fuente: The Independent


Si bien trascendió la última semana, la tumba de este menor es una de las últimas cinco sepulturas halladas semanas atrás en ese asentamiento, un cementerio de niños donde hay decenas de cuerpos y evidencias de prácticas de brujería, como huesos de sapo, garras de cuervos y calderos de bronce. 

El llamado niño “vampiro” –cuyo sexo se desconoce–, tenía la mandíbula abierta. Las marcas de dientes en la superficie de la piedra muestran que el objeto se colocó intencionadamente en la boca. 

Este tipo de entierros poco habituales fueron localizados en lugares tan dispares como Venecia o Northamptonshire, aseguran, donde el desmembramiento de cuerpos y la presencia de estacas en el corazón hacen pensar que se llevaron a cabo métodos para evitar que estos “vampiros” resucitasen para atormentar a los vivos. 

 Otro ejemplo de esta práctica es el caso de una niña de tres años, que fue enterrada con piedras pesadas sobre sus brazos y pies, otro método con el mismo objetivo: impedir que los cadáveres vuelvan a la vida.

 "Sabemos que a los romanos les preocupaba mucho esto e incluso llegaban al extremo de emplear la brujería para evitar que el mal, lo que sea que contamina el cuerpo, salga", concluyó el profesor David Soren.