El caso de la nena de seis meses que debió ser internada con graves lesiones por maltrato abrió la discusión acerca del rol de los jueces luego de la derogación de la ley de patronato.

En declaraciones a Radio 2, el juez de Menores Leandro Artiga, –que tiene a su disposición a la niña actualmente internada en el hospital de Niños Víctor J. Vilela– manifestó que "la ley termina siendo en contra de los chicos porque no pueden salvarse".

En este sentido, Artigas manifestó que el mayor problema es modificar las leyes sin tener las estructuras preparadas para poder ponerlas en práctica. "Se hacen las leyes antes que las estructuras para aplicarlas y terminan pagando el pato los chicos y los presos", apuntó.

La vetusta ley Agote o del Patronato de la Infancia (del año 1919) daba atribuciones ilimitadas a los jueces de Menores para decidir la internación de niños con el argumento de su asistencia social. De ese modo, el juez podía sacar a los niños del seno familiar y derivarlos a institutos donde muchas veces los casos sociales terminaban mezclados con chicos en conflicto con la ley penal. En contra de esa judicialización de la pobreza se derogó esa legislación y se aprobó la vigente de Protección Integral de Niños, Niñas y Adolescentes, que todavía es muy joven en términos de aplicación.

En tanto, para Artigas a pesar de la nueva norma nada cambió realmente a nivel del sistema judicial. "Es que los fines de semana cuando no quedan empleados en las dependencias municipales o provinciales o cuando de lunes a viernes a partir de las 13 se cierran las oficinas se sigue recurriendo a los jueces de menores para que se hagan cargo y tomen a su disposición cuando se trata de niños pequeños", explicó el magistrado.

En este sentido, Artigas no sólo debió ocuparse de la niña que está internada en el Vilela sino también de un niño de cinco años que semanas atrás fue encontrado deambulando solo en la zona céntrica de Rosario. "Cuando hablo con autoridades municipales sobre los chicos cuidacoches y limpiavidrios, me dicen que no se animan a sacarlos. Entonces hay que construir lugares para que esten haciendo cosas, talleres o jugando con un profesor", dijo.  Y advirtió: "No veo signos de que alguien se ocupe y las cosas van a ser cada vez peor".

Por último, el juez de menores cuestionó que no se haya hecho la reestructuración debida para incluir a los matrimonios que estaban nucleados en el Movimiento Católico de Adopción. "En estos casos, hay que salir a buscar familias sustitutas como hogar de tránsito para esos chicos y ya no es tan fácil encontrarlas", concluyó.