Kate McCann volvió abatida a casa a esperar el resultado del interrogatorio de su marido, después de que la Policía portuguesa la declarara formalmente "sospechosa" en el caso de la desaparición de su hija Madeleine, de 4 años. No le fue mejor a su esposo: también lo declararon "sospechoso".

Según fuentes policiales y del entorno de los McCann, la médica británica de 39 años que hasta hace pocas horas insistió en que su hija está viva y que no dejará de buscarla, pareció muy afectada por el curso de los acontecimientos. Trascendió además que le habían ofrecido un trato favorable en la cárcel si confesaba el crimen.

Tras dos días de interrogatorio en los que permaneció en total 16 horas en las dependencias de la Policía Judicial de Portimao, la madre de Madeleine, que según su abogado entró en calidad de "testigo", salió como "arguida" o sospechosa y con una medida que le impide abandonar su lugar de residencia sin permiso.

Fuentes policiales informaron de su nueva condición de sospechosa, aunque oficialmente las autoridades sólo admitieron, por imperativos legales, que hay un nuevo "arguido" en el caso sin revelar su nombre.

Esa condición facilitará las diligencias de la Policía, pero también permitirá a la madre de Madeleine evitar declarar o contestar a preguntas que puedan perjudicarla y acceder a información de los cargos y pruebas en su contra.

Según fuentes oficiales, los investigadores portugueses sospechan que los padres de Madeleine pueden estar relacionados con la muerte accidental de su hija, y han encontrado indicios que avalan sus teorías en el análisis de restos biológicos recogidos en el apartamento, el automóvil y efectos personales de la pareja.

Los informes llegados a Portugal desde el laboratorio británico que analizó en las últimas semanas esos restos abrieron las nuevas vías en la investigación, cuyo único sospechoso era hasta ahora un británico vecino de la zona, Robert Murat.

Entre los indicios más incriminatorios para la pareja, según las filtraciones de la Policía, están las restos biológicos, encontrados en un vehículo alquilado después de la desaparición de su hija, que el laboratorio ha atribuido a la niña aunque no con total certeza.

A falta de declaraciones oficiales, la prensa lusa, que citó fuentes policiales, especuló en las últimas semanas con varias hipótesis sobre la posible muerte de Madeleine, desde un accidente violento a una reacción a tranquilizantes o medicinas.

Los investigadores se declararon convencidos de que la niña está muerta, después de que el mes pasado perros especializados enviados desde el Reino Unido encontraron rastros de olor a cadáver en el automóvil, el apartamento y varios objetos de los McCann.

La desaparición de Madeleine dio lugar a una atención internacional sin precedentes en un caso de ese género y los padres viajaron a varios países para pedir ayuda en la búsqueda de la niña.

Gerry McCann consideraba, en el último comunicado aparecido en su página web "www.findmadeleine.com", que las sospechas de que Kate esté involucrada en la desaparición de su hija son ridículas y defendía su inocencia e insistía, como han hecho los portavoces de la pareja, en que seguirán luchando para encontrarla.

Los McCann, una pareja muy católica que acudió a Fátima y al Vaticano a pedir por su hija, llegaron a Portugal con un grupo de amigos para pasar unas semanas en Playa de la Luz, en el Algarve portugués.

La noche del 3 de mayo, mientras los padres cenaban con los amigos en un restaurante, su hija desapareció cuando dormía junto a dos hermanos gemelos de 2 años en el complejo turístico donde se habían alojado.