Cenar en familia, más allá de que los integrantes se comunique o conecten emocionalmente entre sí, mejora mucho los hábitos alimenticios de los adolescentes, según lo reveló un estudio de la Universidad de Guelph.

“Reunirse en torno a la mesa de la cena es algo mágico porque las familias pueden relajarse de su rutina para hablar, pasar tiempo juntos y resolver problemas. También es un momento en que los padres puede modelar comportamientos alimenticios saludables”, explica Kathryn Walton, líder del estudio en un comunicado.

Los investigadores descubrieron que cuando las familias se sientan juntas, los adolescentes comen más frutas y verduras y consumen menos comida rápida, en comparación a cuando se alimentan solos, según consignó Quo.

El estudio analizó a más de 2.700 voluntarios entre 14 y 24 años de edad que vivían con sus padres. Se les preguntó con qué frecuencia se sentaban a cenar con sus familias, qué tan bien funcionan estas, y también acerca de su consumo de frutas y verduras, bebidas azucaradas, comida rápida y comida para llevar.

Los resultaron fueron concluyentes: las cenas familiares se asocian con una dieta más saludable. “Incluso si lo que se come es algo sacado del freezer o una simple ensalada, ya se trata de una comida nutritiva decente”, indica Walton. Muchos adolescentes que viven en casa de sus padres están ocupados con actividades extracurriculares o trabajos de medio tiempo, lo que hace difícil encontrar un momento adecuado para cenar con miembros de la familia, sin embargo hay que buscarlo, porque aunque sea en el desayuno, es efectivo.

Por otro lado, los autores aseveran que cuando los más jóvenes de la familia participan ayudando a preparar los alimentos, es más probable que los coman. Además, de este modo los adolescentes suman importantes habilidades.