El Foro Económico Mundial vaticinó que hacia el año 2020 las máquinas reemplazarán a los humanos en 5 millones de puestos de trabajo, siendo las más afectadas las labores administrativas y de oficina.

El caso de la conducción autónoma es un caso testigo: el reemplazo de los choferes de carne y hueso no se detiene por asuntos tecnológicos, sino de orden legal y por regulaciones.

Ahora, en vista de la aparición de Tatoué y sus auspiciosos primeros pasos, los tatuadores también podrían ser víctimas del avance de las máquinas. O acaso tomar provecho de esta nueva herramienta.

Tatoué es un robot tatuador y ostenta ser el primero en su especie. Se trata de un sistema desarrollado por los diseñadores Pierre Emm y Johan Silveira, integrantes del estudio parisino Appropiate Audiences.

Todo comenzó con una idea básica y algo rudimentaria para la fina destreza que exige esta labor artística: una impresora 3D de Marketbot con el agregado de un cabezal de máquinas de tatuar, tal como había contado en 2014 la publicació. DeZeen, y según se pudo ver en el siguiente video que muestra cómo operaba.

“Cualquier dibujo que desees puede ser diseñado en una computadora y ser replicado en la piel. Seguimos trabajando para desarrollar un software que entregue una experiencia de uso más amigable, sobre todo para los artistas del tatuaje”, señalaron por entonces los desarrolladores de Tatoué, dando cuenta que no se trata de un mero competidor de los profesionales del tattoo, sino de un complemento para los que ejercen esta labor artística.

Llegó la evolución. Con el paso de los años el sistema mutó hacia un brazo robótico capaz de realizar tatuajes moviéndose con precisión en diversos ángulos y sentidos, según se ha comprobado en las primeras y exitosas pruebas.

Para operar con precisión, antes de iniciar el tatuaje se realiza un escaneo tridimensional de la superficie a tatuar, por ejemplo un antebrazo o la sección de una pierna. Naturalmente, este sistema dispone de un software en el cual se carga el diseño del dibujo que luego es llevado a la piel.

Aunque Tatoué tiene anhelos comerciales, aún resta mucho por mejorar en él. Una de las mayores falencias es la necesidad de que la persona que está siendo tatuada se mantenga estrictamente inmóvil durante el proceso completo: todo fracasaría si el usuario se mueve.

En caso de hacerlo, el escaneo 3D pierde su efecto y la máquina falla. Tal como se advierte a continuación, al momento la solución es amarrar la extremidad que está siendo tatuada. Aquí podemos ver lo que describen como el primer tatuaje realizado por un robot industrial.

En diálogo con The Verge, los hombres detrás del desarrollo de Tatoué reconocieron que el aspecto más dificultoso de su proyecto es adaptar el brazo mecánico a las superficie del cuerpo humano. “El cuerpo está lleno de sorpresas”, señalaron.

Eso sí: ninguna persona que está siendo tatuada por esta máquina querrá ser sorprendida por un ataque hacker que logre penetrar en el mecanismo y que la piel se pinte con un dibujo distinto al deseado.