Para explicar el último aumento de la carne, desde varios sectores se argumentó que la suba respondía a una disparada en el precio de los granos a nivel internacional. El aumento en la cotización de la soja y el maíz parecen arrastrar al resto de la cadena productiva y muchos comienzan a preguntarse si el cultivo de granos para producir energía no competirá con la elaboración y circulación de alimentos.

El secretario de Agricultura de Santa Fe, Daniel Costamagna, explicó a Rosario3.com que el gobierno provincial tiene en mente “alentar la producción de biodiesel con girasol, conza o cálcamo y de bioetanol con sorgo o caña de azúcar”. Costamagna explicó que la idea es “alentar la diversificación e impulsar proyectos que integren toda la cadena productiva para que la generación de energía no compita con la elaboración de alimentos”.

Dentro de la producción de biocombustibles hay que hacer una distinción entre el biodiesel, que es una mezcla de un líquido natural con gasoil (por ejemplo soja o conza) y el bioetanol que es una combinación de una extracción de vegetales (caña de azúcar o maíz) con nafta. La diferencia es necesaria para entender cuáles son las ventajas y perjuicios de uno y el otro.

El presidente del Instituto Nacional de Tecnología Industrial (Inti), Enrique Martínez tiene una posición crítica del tema. El funcionario dijo a Rosario3.com que hay que “a la Argentina le sobran el maíz y la soja para el consumo interno pero tenemos que pensar en términos mundiales”. Desde el lugar de técnico y especialista en la producción, Martínez explicó que "organizar una producción de combustibles a partir de la tierra inexorablemente quita espacio para la producción de alimentos, especialmente cuando se piensa en términos del maíz y el bioetanol”. Para el funcionario del Inti, el problema no sería tan crítico porque la soja tiene un 20 por ciento de aceite (materia grasa) y con el resto puede producirse harina para la alimentación avícola o porcina.

En el caso del bioetanol, Martinez sostiene que la política global es equivocada porque “el bioetanol se puede producir de cualquier material con contenido de azúcares o con celulosa que se puede transformar en azúcares. Las dos materias primas más usuales en la región son caña de azúcar y maíz. En el caso del maíz en el mejor de los casos se obtiene un 50 por ciento más de la energía utilizada en todo el proceso y hay quien calcula que se genera menos energía de la necesaria para producir el etanol anhidro. Esto se debe al gran consumo de energía para concentrar el etanol y eliminar en el todo vestigio de agua”.

Por otra parte hay que destacar que tanto en la producción de bioetanol como en la de biodiesel, “está el serio problema del desplazamiento de producción derivada a la alimentación y el aumento generalizado de precios que el nuevo uso generó y puede generar de manera permanente. Con seguridad, esta política, llevada a escala global, aumenta el número de pobres”, explica Martínez.

El presidente del Instituto Nacional de Tecnología Industrial sostiene que “las corporaciones petroleras y el gobierno de Estados Unidos, como entidad enteramente asociada, tienen interés en promover el bioetanol porque se mezclará con las naftas, manteniendo el sistema de producción y distribución de combustibles con la misma estructura que hoy y dominado por las mismas empresas. Su entusiasmo por el biodiesel es menor, porque se puede producir y consumir en pequeña escala y a Bush no le interesa promover algo que se genera a escala chacarera”.