Las omnipresentes máquinas expendedoras de Japón no se limitan a vender bebidas o tabaco, y entre sus múltiples funciones, algunas permiten donar a una ONG el cambio u obtener descuentos por ver un anuncio en una pequeña pantalla.

Hacía tiempo que las dispensadoras automáticas, todo un icono de las congestionadas calles japonesas, habían dejado de vender exclusivamente refrescos y tabaco y se habían lanzado a ofrecer desde figuritas de Buda a calcetines, pasando por todo tipo de comida caliente precocinada, pero la inventiva japonesa no deja de dar nuevos frutos.

La última vuelta de tuerca es la del distribuidor nipón Apex, que está probando una expendedora que aplica directamente descuentos a quienes compran un café porque, mientras la máquina prepara la bebida caliente, una pequeña pantalla de cristal líquido muestra un anuncio.

Así, aunque el café cuesta en principio 80 yenes (unos 0,70 dólares o 0,50 euros), todo aquel que introduzca una moneda de 100 recibirá de vuelta 50 yenes, un ahorro de 30 yenes a cambio de treinta segundos de atención.

"Esta máquina acaba de empezar a probarse y tan sólo hay una o dos en todo Japón", explicó Takashi Kurosaki, responsable de comunicación de la Asociación de Fabricantes de Máquinas Expendedoras de Japón (JVMA, en inglés).

"Ahora se está estudiando si solamente se harán descuentos a cambio de los anuncios o si se puede llegar a dar bebidas gratis", añadió.

Pero éste no es un caso aislado, ya que hay otros prototipos de dispensadoras que están en período de pruebas, como el que permite hacer donaciones a organizaciones no gubernamentales.

"Hay dos tipos: uno es el que permite donar el cambio de la compra a un colectivo, y otro, el que tiene directamente unos botones especiales para hacer donaciones de 10 o 100 yenes" (de 8 a 80 centavos de dólar o de 6 a 60 centavos de euro), detalló Takashi Kurosaki.

Japón cuenta ya con más de 10.000 expendedoras que permiten donaciones, pero la demanda de este tipo de máquinas es muy grande, según Kurosaki, por lo que "cada vez habrá más y más".

Otros modelos que están comenzando a abrirse camino son los que cuentan con un botón que acciona una sirena para dar la voz de alarma en caso de que el usuario esté en peligro, y los que alojan en su interior un Desfibrilador Externo Automático (DEA), un aparato electrónico de emergencia para tratar paradas cardiorrespiratorias.

Además, uno de los más importantes distribuidores de refrescos del país ha implantado un sistema electrónico que permite extraer bebidas gratis de sus máquinas si su ordenador central detecta previamente un fuerte terremoto.

Las máquinas expendedoras son un elemento habitual del paisaje urbano nipón desde que aparecieron hace 40 años y en la actualidad se han convertido casi en una necesidad, debido al frenético ritmo de vida.

Las expendedoras comenzaron a ser populares y a colonizar las aceras de Japón en los años 60 y 70, gracias a los avances tecnológicos que experimentaba el país en esa época y a la gran seguridad ciudadana del país, en contraste con Estados Unidos o Europa.

Estos artefactos vienen empleándose desde hace tiempo en algunos restaurantes, que decidieron hace tiempo instalar en la puerta una máquina expendedora como una vía de ahorro en los gastos de servicio.

El usuario introduce el dinero y elige el menú que desea pulsando un botón de la máquina, que le entrega un vale con su pedido.

De este modo, en lugar de que el camarero se acerque a la mesa a apuntar el pedido, el cliente elige y paga antes de entrar y sólo tiene que entregar su vale en la barra para que le traigan la comida, acelerando el proceso.

En la actualidad, Japón cuenta con alrededor de 5,5 millones de estas máquinas (incluyendo las de venta de billetes de transporte), lo que le sitúa como el país con más expendedoras por habitante, según la JVMA.

Tan sólo Estados Unidos, con más del doble de población, tiene más máquinas de estas características en sus calles, alrededor de siete millones.

Fuente: EFE