Donde el arroyo Ludueña termina su curso, los vecinos del lugar descubrieron este jueves miles de cadáveres de sábalos y pacúes de pequeño tamaño. La terrible imagen provocó un rápido estado de alerta en los barrios cercanos al cauce de agua. “Nunca vimos algo así”, exclamó un señor que quiso ver de cerca el fenómeno.
La idea de que el agua estuviese contaminada fue la primera en circular entre los testigos, quienes relacionaron rápidamente la extraña situación con las inundaciones que todavía hoy azotan la ciudad. “Estamos muy asombrados porque a veces, suele haber algún que otro pez muerto pero esto, jamás”, comentó un vecino al móvil de Radio 2.
Consultado al respecto por Rosario3.com, el subsecretario de medio ambiente de la Municipalidad, César Mackler aclaró que “es necesario ir al lugar y todavía no hemos tomado conocimiento de esto" pero evaluó que "si los peces muertos están estancados en una zona de cursado cerrado, donde el agua no fluye, es seguro que han muerto por asfixia”. Esa es la primera hipótesis.
Según su explicación, los peces toman el oxígeno disuelto en el agua que proviene del aire por lo que cuando hay muchos peces en un mismo lugar, consumen rápidamente ese oxígeno y terminan muriendo al no poder respirar.